Que no te agarren nadando, pero a las mesas llegó la hora de las «aguas vivas»

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Si caminan por la porteña avenida Rivadavia y se detienen junto a la bajada hacia la estación Alberti de subte, que también metro se le dice, se encontraran con un gran mercado especializado en productos, frescos y envasados, par el maravilloso ejercicio de la cocina china y asiática en general.

No se trata del “chino” de barrio sino de un verdadero mercado chino y si entran y se dirigen hasta el fondo habrán llegado a una de las pescaderías mejor provistas de Argentina; y no sólo, porque también se desplegaran antes sus ojos el puesto de vegetales varios y de carnes, de chancho y cordero, y una provista de entrañas, vísceras y cortes que los sorprenderán.

Y así fue como un sábado a la mañana nos encontramos con una batea con orondas aguas vivas curadas y en agua salada.

Pequeñas sí, es cierto, pero más o menos las mismas o parientes de esas que en las costas del Atlántico al sur de Necochea (de Argentina hablamos) y sobre las cuales llega la corriente cálida del Brasil, son el temor de bañistas, nadadores y curiosos. Si te sorprenden el fuego sobre tu piel puede hasta hacerte subir la fiebre.

Pero allí estaban nuestras aguas vivas, ofrendándose para nuestro banquete no sin antes pagar por ellas un precio de esos que no son para todos los días.

No se cuecen ni se congelan. Son ideales para ensaladas.

Como esta que se llama medusa de Ching-He Huang.

300 g de medusa

150 g de pechuga de pollo cocida en tiras (opcional)

½ zanahoria rallada

½ pepino rallado

Para el aliño:

1 chile seco picado

3 cucharadas de vinagre de arroz claro

3 cucharadas de aceite de sésamo tostado

1 cucharadita de azúcar moreno

Para la decoración:

1 cucharadita de semillas de sésamo tostadas

1 puñado de cilantro picado

Preparación:

Ya sea medusa fresca y curada, desecada o en paquetes, remojar la medusa en agua limpia y cambiar el agua hasta que la medusa tenga un sabor neutral, dejándola en remojo durante períodos de dos horas antes de renovar el agua. Secar bien y cortar en tiras de 1 cm de grosor.

Servir con el resto de los ingredientes de la ensalada por capas en una fuente.

Preparar el aliño mezclando bien todos los ingredientes.

Verter el aliño por encima y salpicar con semillas de sésamo y el cilantro picado.

Pero nosotros una receta bien a la Buenos Aires

Medio kilo de aguas vivas curadas, lavadas varias veces durante un par de horas con agua corriente.

Cortadas en tiras de mediano grosor y sazonadas con aceite de oliva, pimienta negra molida, un picado fino de ajo y perejil, y vinagre de vino tinto.

Para acompañar con rodajas frescas de pepinos, y después nos cuentan…

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