La Griega que no se come en el Partenón

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Pero antes del después, que ya llegará: Nuestro amigo Fernando Glenza, un imprescindible de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) celebró el año que acaba de comenzar con un poema que aquí compartimos con ustedes, para pasar entonces a la receta y contarles algunos chismes acerca de ella.

Te deseo un huerto dice: Un huerto que te recuerde cómo cosechar lo que se siembra. Un huerto que te enseñe que cuidar es sinónimo de cuidarse. Te deseo un huerto. Un huerto que te recuerde el por qué de los ciclos y de las estaciones. Que no te permita olvidar, por ejemplo, que la primavera sólo existe gracias a -y después de- el invierno. Te deseo un huerto.

Para que te manches de barro, para que no te falte nunca el alimento ni los motivos para levantarte de la cama. Por ejemplo, para regar, o sembrar o para cualquier otra manera de preservar la vida. Te deseo un huerto. Sobre todo, para que comprendas que reciprocidad, en la gran mayoría de ocasiones, no es dar lo mismo que recibes. Que reciprocidad es recibir lo que necesitas y dar lo que le hace falta al “otre”. Te deseo un huerto, un huerto que te explique la complejidad de lo sencillo y lo sencillo de la complejidad.

Te deseo un huerto. Para que comprendas que la reciprocidad se resume, en esencia, a dar agua y luz y recibir tomates. Ad Libitum – Cénix C. Callejo Ilustración: Soma Difusa.

Ahora sí y para cuatro comensales

  • Dos tomates bien rojos, de esos cuyos jugos deslumbra
  • Un pepino
  • Medio pimiento morrón verde y otra mitad de amarillo
  • Media cebolla morada
  • Un manojo de aceitunas negras sin huesillos o carozos
  • Un ramillete que no de novia sino de orégano o tomillo, frescos
  • Apenas sal
  • Pimienta negra molida y al gusto
  • Abundante queso feta
  • Aceite de oliva

Entonces

  • Cortar en rodajas de grosor mediano los tomates y el pepino;  en tiras más que angostas los pimientos y aros la cebolla
  • De la misma forma a proceder con las aceituna por mitadesEnsalada griega ✅️
  • Y en cubos pequeños el queso feta
  • Salpimentar y coronar con un algo si exagerar del orégano o el tomillo
  • Añadir una cucharada sopera de aceite de oliva y revolver con amor

¿Un vino blanco refrescado a la copa? Decididamente sí.

Y ahora los chismes.

Los griegos la llaman Horiatiki, o ensalada del pueblo. En sus orígenes antiguos no incluía tomates, pues por aquellas tierras no se conoció hasta el siglo XVI; y más aún: recién se hicieron presentes en este platillo en el siglo XIX. El queso feta siempre fue y será imprescindible: es de origen griego, de cabra y oveja, y oriundo Tracia, Grecia central, Tesalia y Macedonia.

La seguimos con otra en los próximos días y mientras tanto a gozar con la griega de Tomate.

 

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