Bolas de fraile para el Carnaval
Dicen que cuando finalizaba el XIX y por los puertos del Plata, los panaderos anarquistas se inspiraron en las castagnole que desde antaño se gozan con fruición durante los carnavales de Venecia, para mofarse de curias y curas, y deleitar a niños y grandes con sus bolas de fraile, vigentes aún en nuestras panadería a la hora de las facturas.
Otros para formales las llaman berlinesas pero la sabrosura es única.
Y como estamos de atruejos o carnestolendas aquí vamos con ellas.
Elementos
- Harina cuatro ceros, unos 250 gramos
- Manteca, no más de 60 gramos
- Azúcar, sin exagerar
- Huevos que para esas cantidades deben ser dos
- Una cucharada pequeña de vainilla en polvo y otra de ralladura de naranja
- Una medida generosa de coñac, aunque sin exageraciones
- Una muy pequeña cucharada polvo de hornear,
- Sal, un pellizco o pizca
- Dos cucharadas de azúcar impalpable, o de la simplemente blanca y refinada
- Abundante aceite de girasol
- Dulce leche, del mejor y más artesanal que encuentre (otro día ofreceremos receta para el casero)
Preparación
- En un cuenco amplio, mezclen harina, polvo de hornear y sal. Hagan un breve hueco para añadir el azúcar, los huevos, la ralladura, la vainilla, la manteca derretida y el coñac.
- Hagan con todo ello una masa elástica y déjenla reposar a temperatura ambiente envuelta en un repasador y durante más o menos media hora.
- Luego preparar bollos del tamaño de una mandarina, por ejemplo –los venecianos los amasan con la forma aproximada de una castaña y no necesitan dulce de leche- y freírlos en aceite abundante y muy caliente. No en sartén sino en olla grande.
- Una vez dorados, que se escurran sobre papel absorbente
- Hacerles un tajo cuidadoso para el mesurado relleno con dulce de leche
- Cubrirlos con lluvia de azúcar
En bandeja entonces y a disfrutarlos con un café fuerte, de los buenos…
Y por si quieren leer unos minutos…
El Carnaval ya cumplió 5.000 años, dicen algunos y otros sólo lo ubican a partir Roma y su imperio, con las fiestas Saturnales, para gloria y loor del dios Saturno. También están las voces que claman por su nacimiento en Grecia, para celebrar a Dionisio, la deidad del vino y de divinos placeres.
Siempre en febrero y sus legendarios ritos purificadores, pues se habla de estaciones en el hemisferio Norte, en el que se está marchando el invierno.
Banquetes, bailes y disfraces que encubran la realidad, hasta cierta licencia para el pecado, para volver luego a la normalidad, en la que el banquete sólo es para las minorías, las que viven de las mayorías.
Parece que por todo eso en Grecia apareció Momo, quien consagra burlas, mofas y sarcasmos.
El cristianismo medieval nos regaló el nombre Carnaval, que es quitar la carne antes de la cuaresma, pero antes de las poco sabias abstinencias, entonces a disfrazarse y pecar.
Y cómo no recordar…
No lo vieron a Molina que no pisa más el bar…Dónde está la Gran Muñeca que no trilla el bulevar…Esta noche es de recuerdos…Este brindis por Pierrot…Volverás Mario Benítez…Con tu Línea Maginot…Qué será de los porteños ocupando el Liberaij…Qué dirá La Nueva Ola empapada de champán…Esta noche es de recuerdos…Este brindis por La Unión…Ahí estás Martíncorena escuchando esta canción…Me voy como se han ido tantos…Que el recuerdo disfraza’o de santos…Y su historia se ha vuelto ilusión…Descubro el dejo de amargura que ni la mejor partitura le pudo marcar a mi voz…Se van como se han ido tantos Carnavales…Las voces de Canario Luna o Jaime Roos en Brindis por Pierrot.
Un día de estos llegarán comidas y bebidas entre corsos, comparsas y mascaritas; también en Río de Janeiro y en la quebrada de Humahuaca…
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