Gafas para galanes que no fueron y carnes ahumadas al estilo de Memphis

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Un beso robado por ahí en tiempos del rocanrol que llegaba de Liverpool. Quizás el descubrimiento de la moda para fantasías del galán que al final no fue. Y claro, no podían faltar en verano, con el jean cancherito y la camisa al tono, los ahumados para hacer pinta.

Pudo ser un momento en la historia de cualquiera que por aquella época – hay pistas al respecto – haya circundado el vagabundeo por estas comarcas, siempre en busca del amor, aunque fuere esquivo.

Así nos lo comentó un amigo de Tomate cuando supo de nuestra incursión por El Ahumadero, un restaurante con carácter de blues, con piso de arenas en un poblado con calles de arena que se llama Mar Azul, apenas al sur de la famosa Villa Gesell, sobre el litoral marino de la provincia de Buenos Aires.

Qué tendrán que ver los anteojos para sol y para hacer pinta de un adolescente de los suburbios en otro tiempo, con el comer ahumados. Nada; simplemente que por estas orillas somos amantes de las asociaciones digresivas, para tentar la paciencia de nuestros lectores (¿los tendremos?

La especialidad de El Ahumadero, claro está, es el ahumado de carnes y algunas charcuterías, en especial la de unas salchichas para los clásicos panchos o hotdogs a la gringa, perdón al estilo de las cocinas del sur de Estados Unidos, muy ellas del ahumado en caliente, con técnicas que son combinatorias de las aportadas a la América por la migración europea y de las utilizadas por los aquellos pueblos por allí locales que fueron sojuzgados, los originarios que le dicen.

Ya volveremos a El Ahumadero, que se encuentra casi entre los médanos por donde en lejanos años habitaron y bolearon los querandíes, que pampas o ranqueles, no somos de entrar en esas disquisiciones, y en la actualidad son escenarios para bosques de coníferas trasplantadas y bacanísimas residencias veraniegas.

Pero antes. Bien se sabe que el Norte de América enamorados son ellos y ellas de aquellas tres letras, BBQ, que no refieren a Suzie QOh, Suzie Q, baby, I love you…Suzie Q, I like the way you walk…-, sino a la vieja tradición de cocinar las carnes lentamente, y al humo.

Por allá existen al menos cuatro variantes de ese estilo de cocción, con sus respectivas modalidades en cuanto a ingredientes, sazones y procederes: el de Memphis, Kansas City, Texas y Carolina del Sur.

Para nuestro texto elegimos el primero porque cuando llegamos a El Ahumadero, allí sonaban viejos rocanroles con aires del blues.

En Memphis prefieren ahumar carnes de chancho, sus costillares entre otras piezas, y la madera usada suele ser nogal o una combinatoria de varias, como la de manzano y pecana.

En el boliche de Mar Azul usan espinillos, entre otras, y trabajan esas mismas carnes al humo y durante 10 horas – notables sus ribs –, pero también de vaca y excelentes por cierto las truchas, los salmones y, como ya lo anotamos, las salchichas para un opus de hotdogs, picantes y salerosos.

Gusto nos da poder contarles entonces que si andan por aquellos tierras y orillas no se pierdan los ahumados en caliente de marras y cita en la ocasión: la carne de vaca desmenuzada o deshilachada, como prefieran decirle, con papas fritas y coleslaw, que es ensalada de repollos; la trucha con vegetales salteados, y tanto los mencionados panchos al picante como los tacos en versión bonaerense pero buenos, con tortillas de maíz, carnitas y guacamole.

Los tomateros optamos por acompañarnos con cerveza, una IPA artesanal de la zona, lo que fue una buena experiencia…

El restaurante El Ahumadero, a lo Memphis pero sobre la costa atlántica argentina, queda, reiteramos, en Mar Azul, sobre  la calle Mar del Plata, casi esquina 34 y su teléfono es 54-2255-475959…

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