En materia de bares, el futuro ya cumplió más de un siglo

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A veces uno siente que todo este enjambre de tecnologías en el que vivimos enredados no tendrá límites. A los celulares sólo les falta cocinar, aunque desde su pantallita podes pedir lo que te apetezca comer y beber, pagar y, estés donde estés, mostrar en vivo  tus platillos a quien, por ejemplo, dormía la siesta en Zanzíbar, por nombrar un lugar lejano, que tan pero tan bien suena como paraje de aventuras.

Fascinado algunos con la era QR…

Llegas al bar o al restaurante, sobre todo a uno de esos, ¿cómo llamarlos?, ¿de nueva generación, a la moda, con pretensiones y o calcados de lo que sus dueño o ideólogos vieron durante un viajecito a Europa?…Nos entendemos…

Una camarera o camarero joven te dice podes escanear el menú, la carta, la cartuja de vinos, lo que quieras…Y al rato tu orden llega; buena, mala, aceptable, abominable, muy buena; no importa…Y más al rato pagas la cuenta, otra vez el QR…Y más al ratito, también desde la pantalla pedís un auto, que lo maneja un señor o una señorita que trabaja en la informalidad, victimas de ubercapitalismo

Y así seguirán tus días de la era QR; si hasta enteraste que una de la capitales de la vieja Europa o de la lejana Oceanía o de Japón, o de China o de donde coño fuere, ya hay bares y restaurante casi si personal; todo es digital, virtual que le dicen…En la era QR, las sopas llegan frías y las cervezas calientes.

Pero un día te encontrás con algunas noticias que dicen el presente y el pasado ya fueron…

En la página digital en redes Argentina de Antaño leímos lo siguiente.

Año 1925. Bar automático. Buenos Aires, República Argentina

Los bares automáticos fueron los pioneros de las comidas rápidas en el mundo. Con una sola monedita, el cliente podía acceder a un sánguche o un café; con la mayor higiene y calidad, decían las publicidades de aquél entonces

Fueron diseñados por Max Sielaff de Berlín y presentados al público en una exposición industrial, en esa ciudad, en 1896.

Inmediatamente estos bares fueron estableciéndose en todas las capitales del mundo. El 12 de junio de 1902 el primero se había inaugurado en Estados Unidos, más precisamente en el estado de Filadelfia. Era de la empresa Horn & Hardart.

El primer bar automático criollo se estableció en Argentina en 1907. Fue en la ciudad de Buenos Aires y se ubicó en la calle Bartolomé Mitre 463. La publicidad de la época destacaba que era lo más avanzado como lunch higiénico.

En ese local, se encontraban unas maquinitas con vitrinas de vidrio adosadas a la pared. Ofrecían sánguches de jamón crudo, de queso, de mortadela o salame; porciones de queso y dulce de batata o de membrillo; porciones de tortilla, empanadas o un flan. El contenido variaba según el precio.

Ese texto fue extractado extracto de Bares automáticos… en los años 30«, Carlos Campana y publicado por el diario Los Andes, de Mendoza.

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