El garcaje también sufre a Milei: Cierran restaurantes de la Guía Michelin

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Por la caída del turismo y la crisis argentina, varios de los mejores restaurantes porteños están en una situación complicada. Así arranca una breve nota publicada hace un par de día por el sitio La Política On Line (LPO), como su título lo dice, especializada, y con mucha influencia, en el tablero político argentino.

Claro, lo de mejores restaurantes corre por cuenta de ese medio, pues sabemos, como tomateros que somos, que una cosa es pertenecer a la elite Michelin, que es negocio puro en este mundo de la mercancía absoluta, y otra cosa es ser bueno en serio.

Lo lamentamos en la medida que pueden perderse puestos de trabajo en el sector gastronómico, en cuanto afecta además al empleo en actividades concomitantes, pero se nos escapa una sonrisa burlona imaginando lo que el garcaje, casi siempre tan ultraderechista, estará pensando…¡con nosotros noooo!

Y sí. El desquicio económico, social y político de esta Argentina gobernada por un lunático fascista, Javier Milei, golpea a todos, salvo a la elites más concentradas; pero vayamos al punto: Aquí el texto de LPO.

Franca y Sál, dos de los 56 restaurantes porteños recomendados por la Guía Michelin, bajaron la persiana por la crisis económica.

«La situación no es temporal y eso es lo grave. No se puede ver a dónde termina esta crisis», le dijo a LPO un gastronómico con casi dos décadas de experiencia.

Franca dará su último servicio el sábado y Sál se despidió a fin de mes. «Es una ecuación que no le cierra a nadie. Al cliente porque le resulta caro. Al personal porque no le alcanza el sueldo y a los dueños porque no nos cierran los costos», explicó el propietario de un restaurante muy bien puntuado de Chacarita.

Franca y Sál son dos restaurantes recomendados por la Guía Michelin, un privilegio que solo tienen 56 de los más de 25 mil locales gastronómicos del distrito.

El chef Julio Báez abrió Franca a fines de 2022. Fue tras el éxito del restaurante Julia, donde tras la pandemia era casi imposible conseguir mesa. «Este cierre es el resultado de una realidad económica que nos toca profundamente y ya no podemos sostener», publicaron en el Instagram de restaurante Franca.

«El turismo cayó mucho y se nota. Tal vez no afecta tanto a los lugares top top como Don Julio, pero a los que vienen atrás los mata», analizó un gastronómico que tiene su local en Palermo.

«Buenos Aires es carísimo respecto de cualquier lugar del mundo. La competencia ya no es contra otro restaurante, es contra comprarte un par de zapatillas o ir al teatro. Eso te obliga a ser recontra prolijo con los números, pero igual, si se te rompe el horno o la heladera es un desbarajuste», agrega.

«En la gastronomía la caída es rápida y aguantar es muy difícil. Todo va a una velocidad imposible de frenar. La crisis del campo en 2008 y 2009 fue difícil, pero pasó rápido. El último año de Macri fue muy malo, pero sabías que se iba y venía alguien nuevo. Acá no se entiende qué puede pasar», se lamentó.

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