Este sí que es un Rutini

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Apellido que para quienes gustan del vino y suelen recorrer tiendas de licores, vinotecas y góndolas aplicadas al tal efecto en las distintas variantes de mercadillos, “chinos” y supermercados en Argentina, sí es una marca o tan sólo una aspiración muchas veces, porque sus precios no suelen ubicarse entre los más accesibles.

Como oímos hace poco en una emisora radial en Internet que emite en Mendoza: Sucede que a los vinos mediocres no hay Cristo que se los pueda tomar y a los buenos y muy buenos sólo puede acceder el dueño de Facebook.

Consideración esa que encierra cierta verdad aunque no absoluta, porque desde hace ya bastante tiempo Argentina ofrece un abanico muy amplio de posibilidades para comprar y beber vinos de jerarquía en el gusto y en la nariz, con relaciones entre precios y calidades que permiten una accesibilidad poco frecuente en otros lugares del planeta vitivinícola; claro, dicho eso por fuera de la angustias cotidianas para millones en un país donde la injusticia distributiva es atávica y se agrava como si fuese casi una fatalidad.

Pero regresando a Rutini, estamos convencidos de que los verdaderos vinos de esa etiqueta emblemática, en la actualidad son los de la bodega Urucowines, en Tupungato, Mendoza.

Rafael Reina Rutini nació en 1929 en esa provincia. Hijo de Ernestina Rutini y José Reina. Casado con Susana Garat, tuvieron cinco hijos. Junto a ellos hoy en día se encarga de mantener viva una de las mayores tradiciones familiares: la producción de vinos de excelencia.

Esa bodega proviene de un legado familiar que se remonta al siglo XIX, cuando Felipe Rutini, fundador de La Rural.

En 2003, Rafael afrontó el desafío de elaborar sus propios vinos, y llegado 2011 junto a dos de sus hijos, Diego e Ignacio, fundó Uruco Wines.

Sus dos líneas de producción, El Peral y Uruco, ésta última en una más alta gama, son notables, unos Rutini verdaderos.

La primera ofrece Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot, Rosé, Chardonay y Blend. Los Uruco son Malbec, Merlot, Cabernet Franc y Blend.

En Tomate compramos y bebimos varios de ellos pero esta vez queremos detenernos en el Blend de El Peral. Un corte de Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot, procedentes del Valle de Tupungato, a mil 100 metros sobre el nivel del mar; de 75 años y cosecha manual. De tono violáceo, en nariz mucha presencia de frutos rojos y canela, y en boca suficientemente complejo como para disfrutarlo y a un valor en vinerías de Buenos Aires que, a principios del presente noviembre, oscilaba entre los mil y los mil setecientos pesos.

¿Lo recomendamos? Sí, con decisión.

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