¡Ay tamborcito que te hiciste vino!

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Atahualpa Yupanqui, el legendario, escribió yo no le canto a la luna porque alumbra nada más, le canto porque ella sabe de mi largo caminar. ¡Ay, lunita tucumana, tamborcito calchaquí, compañera de los gauchos en la senda del Tafí…

Hoy, esos valles bajo esas lunas de la zamba son tierra, territorio, terroir que se le dice en la jerga viñatera, de notables calidades.

Y en este andar nuestro, los de Tomate siempre alerta estamos respecto de variedades que no suelen circular por los grandes puntos de venta, sí y si acaso en esas tiendas que son vinerías; para algunos, vinotecas.

Por eso hasta los Valles Calchaquíes, a Tucumán, fuimos, que no en un viaje al que se le dice viaje, sino a través de la poesía en colores como deben ser los vinos.

En 1999, Canario Sarrulle, descendiente de vascofranceses que desembarcaron en el Pata en 1865, adquirió tierras en los Valles Calchaquíes, en Colalao del Valle, Tucumán. Al año siguiente llegaron provenientes de un afamado vivero mendocino, las primeras plantas.

Las variedades iniciales fueron Cabernet Sauvignon y Malbec, a las que se sumaron el Tempranillo y la Petit Verdot, que son empleadas para diferentes cortes.

Uno de los secretos que explican el éxito de la producción vitivinícola en esta zona es la gran amplitud térmica del lugar, la calidad de sus aguas y la escasa humedad ambiente.

Todo ayudado por la altitud de estos viñedos que oscila entre mil 700 y dos mil metros sobre el nivel del mar. Estas características del lugar permiten que las uvas alcancen su madurez con aromas

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pronunciados y sabores intensos.

Actualmente, Finca Los Talas es una bodega boutique, donde se producen unas 25 mil botellas por año.

Nosotros probamos el Malbec 2021 – de uvas nacidas a mil 800 metros sobre el nivel mar –  y nuestra intuición no falló: Se trata de un vino intenso, desde su color se anuncia como sugerente en nariz y redondo con persistencias en boca.

¿Para qué tipo de maridajes, concubinatos o amatorios lo recomendamos? En primer lugar para aquel o aquellos platos que usted prefiera o tenga ganas de comer; pero si de pastas se trata, o de carnes rojas bien bleu, es decir amorosamente sangrantes, o de quesos, inmejorable les resultará la opción.

Y ni quieran saber lo qué significa cerrar la mesa con una última copa, junto a un fresco y membrillo o ciertos helados de chocolate amargo y sambayón, sabayón o zabaione, como prefieran.

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