La Damajuana vive en Río Negro…Gracias Bodegas Favretto

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Tan popular hace ya cuánto. Casi sin memoria, y no por responsabilidad de ella sino de quienes que, con malas prácticas y usos,  la hicieron caer en el olvido, por poquito como dice el bolero: Y aunque tú, me has echado en el abandono…Y aunque tú, mataste mis ilusiones…En vez de maldecirte con justo encono, en mis sueños te colmo de bendiciones.

Hasta que punto habían llegado aquellas malas prácticas de ciertos bodegueros y mercantes del vino que hasta casos delictivos se recuerdan, tanto que a la pobre Damajuana dejaron de soñarla con bendiciones y la hicieron víctima del peor de los desprecios…

Pero he aquí la vindicta y por eso los tomateros festejamos lo que nos hacen saber los amigos de Con Todo Gusto, la revista gastronómica digital de Viedma-Patagones, quienes escribieron: para disfrutar la celebración de la vid, nos trasladamos a la localidad rionegrina de Villa Regina.

Ello sucedió al finalizar la vendimia ’23 Visitaron allí a Bodegas Favretto, que lleva en su historia 75 temporadas recogiendo uvas y elaborando vinos.

Y leed vosotros  lo que Gustavo Favretto, encargado de la bodega y nieto del fundador, Ferruccio Fravretto, le comentó entonces a los colegas de por aquellas tierras australes: todas las vendimias se viven como la primera.

Y he aquí, en los próximos párrafos – tomados claro de la misma nota de Con Todo Gusto –lo que abunda sobre el por qué de nuestro especial interés en este asuntillo que tan a sabio vino sabe.

Es una costumbre y tradición de nuestros clientes de la zona – dijo Gustavo Favretto- la producción de vino en Damajuana.

Y señaló: Tratamos de resistir y mantener esto que nos caracteriza. Nuestra producción está compuesta por un 80 por ciento de vinos jóvenes que se envasan en Damajuana y un 20 por ciento, en vinos de guarda, que pasan por barrica. Son de media y alta gama y se envasan en botellas de tres cuartos. La gente cree que en la Damajuana va “uva mala” pero nosotros usamos uva fina; el noventa por ciento es Merlot.

En otros párrafos de su diálogo con Favretto, Con Todo Gusto cuenta: la calidad del vino rionegrino y patagónico mejoró mucho con respecto a años pasados. Ya no hay más uvas genéricas… las que se utilizan para hacer los vinos comunes, como la criolla o la “loca blanca”, que son variedades que dan cantidad de litros pero no calidad.

En la zona se da mejor el Pinot Noir y el Merlot. También Sauvignon Blanc, Malbec, Cabernet Franc y Syirah..

Bodegas Favretto posee 30 hectáreas propias y además compra a otros productores de la zona que va desde Valle Azul hasta Mainqué. Las cosechas se realizan a mano. Siempre con gente de la zona.

En 1927, con apenas diecinueve años, Ferruccio Favretto emprendió, desde el puerto de Génova, su viaje a América. Descendió en el puerto de Buenos Aires, luego el joven se trasladó al Alto Valle de Río Negro.

El primer trabajo de Ferruccio fue como obrero en el trazado de los canales primarios y secundarios que irrigarían el valle. El cavado era una tarea rudimentaria y sacrificada, la labor era a pico y pala. Y el clima no era un aliado. Al existir escasa forestación, los fuertes vientos anulaban completamente la tarea que se había realizado el día anterior.

Sin embargo, el joven Faerruccio eligió esa tierra para afincarse y comenzó a desarrollar otras actividades. Lechero, primero y vitivinicultor después.

En 1944 compró una chacra en Villa Regina, donde actualmente se encuentra la bodega y plantó los primeros barbechos de vid.

En 1947 invirtió en la construcción de tres piletas de ladrillo revestidas en cemento. Una de 5.000 litros -abierta- para fermentación. Y dos piletas más para conservación. Una de 6.200 y otra de 6.700 litros. Obra que aún se mantiene y quien visita la bodega puede apreciar. Remozadas y revestidas en epoxi, hoy siguen cumpliendo una excelente función.

¡Y que vivan las Damajuanas!

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