El fetiche bobo de “lo nuevo” puede todo: borra de café en la masa para pizzas

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Acontece en Italia, precisamente en Torino, en la pizzería-restaurante Fuzion Food, del cocinero Domenico Volgare, perteneciente él a esas jóvenes generaciones del negocio gastronómico y para las cuales lo novedoso es obsesión y fetiche de mercado.

Comenzó una larga y meticulosa experimentación que condujo a la creación de una particular fibra de café obtenida del procesamiento de las borras del “espresso”, precisamente las de las máquinas de café de los bares…La «harina» de café en masa no sólo potencia los sabores tradicionales del pan, la pasta, la pizza y los postres, sino que también nos permite sustituir la malta, habitualmente utilizada para optimizar el sabor, el color, la textura y las propiedades nutricionales.

Así lo cuenta Rosalba Graglia en una reciente edición de la revista italiana Gambero Rosso, en un texto que también resalta el carácter sustentable de la propuesta al utilizar deshechos, residuos y desperdicios, una tendencia en los nuevos discursos gastronómicos, aunque bien no se sabe hasta qué punto están éstos comprometidos en serio con la vida y plantea o responden más a una moda o al nuevo modelo de negocios surgido en las cocinas de capitalismo Siglo XXI.

Por lo pronto, el sitio El Español, de Madrid, comentó que la compañía británica CF Global -una de las promotoras de la harina de café – asegura que ese producto se convertirá en un nuevo ingrediente nutritivo y sabroso, afirmando además que va a servir para crear nuevos puestos de trabajo sostenibles en algunas de las áreas más pobres del mundo, cuidando también del medio ambiente por el hecho de eliminar los residuos botánicos resultantes de la recolección del café. Ellos también afirman haber estructurado su modelo de negocio de forma que aporte beneficios económicos y ambientales positivos para todos, siendo este nuevo producto una nueva fuente de beneficios para la industria cafetera tanto si las cosechas son buenas como si se ven mermadas por distintos motivos.

El tal Domenico Volgare ya venía trabajando su línea fusión – en la cocina para elites un concepto pasado de moda ya – con sus sushis mediterráneos, al punto tal que ofrece a su clientela una suerte de cajita feliz  para armar en casa variantes platillo japonés en maridaje (preferimos amorío) con vino Moscato.

La cajita feliz del boliche turinés de marras contiene (según el sitio italiano Turismo del gusto): Moscato d’Asti DOCG elaborado por Cantina Mongioia, sal integral Trapani IGP Slow Food Presidium y azúcar 100% italiano; obviamente no pueden faltar las típicas y crujientes Algas Nori japonesas, tostadas, de calidad Gold, las mejores, y por último la tradicional estera de bambú, imprescindible para la preparación de los rollitos de sushi.

Toda una paquetería para ya más de una generación de consumidores sometidos al marketing con brillantinas en redes y medios que viven del mismo negocio, hasta cuando para estar a la moda comen aquello que en las cafeterías se tira a la basura.

Punto y coma, el que no se escondió se embroma

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