La mustamakkara está de moda y hasta la llaman salchicha sangrienta

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Por qué tanto lío con un comer rústico y se podría decir que universal. Sucede que los influencers y sus antecesores, los dizque periodistas gastronómicos y la caterva de medios que se dicen especializados le dan manija y lo proclaman entre las supuestamente mejores experiencias de comida callejera en Europa.

Es finlandés, se llama mustamakkara y no es otra cosa que una morcilla, nuestra vieja y conocida compañera del chori en las parrillas. Claro, por aquellas tierras la acompañan con un alza de frutos rojos o dulce de arándanos.

El sitio Big in Finland nos cuenta lo siguiente…

¿Cómo es la mejor manera de que no te guste algo? Que te lo impongan. Pasa con músicos amateur que se van conociendo e insisten en que todo el mundo deje lo que está haciendo y les preste atención y se les escuche; y pasa también con la comida.

Yo nunca fui por eso mismo fan de la morcilla – dice un cronista anónimo – y me he pasado casi toda la vida sin probarla. Ahora es parte de lo que puedo comer, pero si no se me hubiera intentado obligar a comerla por la fuerza la habría probado mucho antes.

Más o menos con la misma idea de la morcilla – sangre como ingrediente principal – nació la mustamakkara. Es típica de la región de Tampere, por lo que si estás en esta zona de Finlandia  es algo que probar. También se puede conseguir en el resto de Finlandia, ya que es posible encontrarla en los distintos supermercados del país.

Los ingredientes son carne de cerdo, sangre de cerdo, centeno pulverizado y harina. Su preparación suele ser frita o a la brasa de una barbacoa – como las otras salchichas de Finlandia – y se sirve con mermelada de arándanos rojos ¿Mermelada y salchicha negra? Parece raro pero los que lo han probado dan el visto bueno. Yo por mi parte todavía no tengo el placer – como digo que sea prima-hermana de la morcilla hizo que no la probara en su día – pero ahora sí le tengo ganas.

En fin, junten uno dinares y viajen a Finlandia, o compren una buena morcilla – quizá una de esas “vascas” – en la carnicería del barrio y un frasco de mermelada de arándonos, que las hay y muy buenas. Y ¡Salud!

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