“El cosito de la pizza”, historia vieja pero recuperable aunque no nos guste

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Fue divulgada hace algunos años por varios de los medios argentinos y volvimos a verla hace poco en uno de ellos, El Destape, al que le tomamos su texto.

El cosito de la pizza es ese pequeño adminículo plástico que se clava en el centro de las pizzas para llevar o entregar a domicilio, para evitas que se pegoteé con la caja.

Antes de continuar…No nos gusta – por lo menos a nuestro columnista, El Pejerrey Empedernido – porque militamos contra el tan impuesto delivery en general, y en el caso de las pizzas a favor de ir a comer a las pizzerías mismas, y por varios motivos que algún día trataremos.

Como dice el medio citado y otros antes: El invento argentino que cambió la historia de las pizzas. El famoso cosito de la pizza revolucionó el delivery mundial sin que muchos supieran su origen argentinoSe creó y se patentó en Argentina en 1974.

Claudio Troglia, un argentino apasionado por la gastronomía, era un gran consumidor de pizza y se percató de un problema común al recibir pedidos: la mozzarella se pegaba a la tapa de la caja.

“En casa éramos grandes consumidores de pizza y siempre sufríamos con la presentación al recibir el pedido”, recordó el inventor. Así fue como decidió ponerse las pilas y buscar una solución práctica.

Con su invento, un pequeño trípode de plástico que separaba la pizza de la tapa, trasladó su idea al Registro de Patentes, obteniendo la oficialización el 28 de febrero de 1974.

Junto con el apoyo de su esposa, Claudio presentó el SEPI en varias pizzerías de Buenos Aires. Al principio, los dueños estaban escépticos: «Al principio nadie lo quería, pero cuando lo probaron, se dieron cuenta de su utilidad”, afirmó Troglia, quien vio cómo el invento comenzaba a ganar popularidad.

Hoy, Troglia comparte su historia en conferencias y eventos, inspirando a nuevas generaciones de inventores. «La creatividad no tiene fronteras», concluye, recordando que cada pequeño invento puede cambiar la forma en que vivimos.

Sin embargo, la felicidad del inventor no duró mucho, ya que apenas un año y medio después de su creación, otras empresas comenzaron a reproducir el SEPI de manera clandestina.

“Llegaba a las pizzerías y me decían que ya lo tenían, pero no sabían de dónde venía”, rememoró Troglia, enfrentándose a un dilema donde su idea original no era respetada.

Las cosas se complicaron aún más cuando en 1985, una mujer estadounidense llamada Carmela Vitale patentó un diseño idéntico. “Fue un golpe duro, porque ella lo registró con la misma imagen y lo explotó en el mercado internacional», señaló Troglia. Sin el respaldo legal necesario, decidió no emprender acciones legales en el extranjero.

Con el tiempo, su lucha por el reconocimiento encontró inesperado apoyo en su hijo. “Gracias a él se pudo corregir la información en Wikipedia, demostrando con documentos que el SEPI se creó y se patentó en Argentina en 1974”, contó con orgullo Troglia, quien finalmente vio su invento recibir la atención que merecía. Aunque económicamente no logró lo que esperaba, Troglia se siente satisfecho de que su invento se reconozca como parte del ingenio argentino.

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