Culos al horno y un trago de ron

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Santander. Colombia. Asadas y saladas. Son feuchas como…mejor aún no lo decimos; para qué hacerles tan mala prensa desde un principio si la sabrosura que ellas encierran a la hora del aperitivo es indescriptible.

Hay quienes, se los aseguramos, las disponen como ingredientes para sazonar en salsa un churrasco de vaca y hasta – sí, lo juramos por Santa Marta de Betania y San Pascual Bailón, dos de los patronos y santas que tanto veneran los cocineros y las amas del caldero, como ingredientes para una pizza por cierto iconoclasta.

Con ustedes las hormigas culonas cortadoras de hojas, de Colombia. Un manjar del cual damos testimonio bajo juramento; y les comentamos que, para quienes no se iniciaron en esos viajes del comer hormiguero: tratad de no pensar en ellas sino mejor concentrarse en una textura de papitas fritas saladas o también de pochoclos, que por aquí así solemos llamar decimos a los granos de maíz inflados, y en su sabor, que es como…a nueces; si es que la pregunta gusto a qué tienen las hormigas culonas, modo de interrogante aplicable a todo los comeres desconocidos, tuviese posibilidad de respuesta alguna.

Eso sí. Bien enseñó más de una vez el antropólogo estadounidense Marvin Harris (1927 – 2001), autor de libros imprescindibles como Bueno para comer: enigmas de alimentación y cultura (1985): los seres humanos somos omnívoros, disfrutamos de piedras, que eso es la sal, horribles mucosidades, o en qué consiste acaso una ensalada de champiñones; y extrañas secreciones glandulares, sí la leche; y hasta fermentadas, sí el yogur y la quesería…Es decir: el asco es sólo una construcción cultural.

Y algunos datos: no sólo en Colombia se comen insectos; atención que son de rico placer en otras regiones de América Latina. ¡Ay los aperitivos con grillos, saltamontes y gorgojos, todos plenos en proteínas; con cerveza helada, tequila, pisco o ron al gusto!

Por hoy viajemos tan sólo de Colombia hasta México, por caso y ejemplos.

Ahí están los gusanos del maguey, una delicia en los mejores tacos.

Y los ahuautles, especiales para un sopa de…digamos de moscardones; y los jumiles, que entre hormigas y chapulines son.

Y el cuchamá,  un gusanito nutritivo y apetitoso. Lo recordamos en algún chiringuito de allá por Puebla, para lucimiento de comidas al paso.

Y claro que los chapulines, los bichitos más famosos de la cocina mexicana, para reemplazar los palitos salados de aquellos tradicionales vermús del Río de la Plata.

También los escamoles, que sí te harán recordar el sutil sabor del mejor caviar.

Para terminar: ¿se le animan a una cierta variedad de alacranes, fritos o salteados?

Suficiente para este primer encuentro nuestro con la culinaria a fuerza de bichos y breves bestiecillas.

¡Corazones enjundiosos y…Salud!

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