Cocina en rojo, blanco y negro de la mano de un genio llamado Caravaggio

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En su arte, como con su propia vida, llegó hasta las alturas y las profundidades de los claroscuros, de las luces y las tinieblas. Quizás es el artista que mejor pinto acerca de la pasión vital, la violencia y la muerte; acerca de las almas y los mundos.

El 16 de abril pasado, la página Cucina napoletana (Facebook) publicó la colección de fotografías Caravaggio a tavola, de Sandro Alfonso y recientemente exhibida en Nápoles.

Consiste en platos que por volumen, texturas y colores, expresado todo en forma ejemplar en cada una de las fotos, pueden por derecho propio ser considerados como de inspiración caravaggiana. Por eso este texto de Lecturas, una excusa para tomar prestadas y disfrutar de esas imágenes.

Pero antes

Caravaggio (Italia: 1571-1610),  con tres colores sencillos, el negro, el rojo y el blanco, en estos lienzos sin tiempo nos muestra que la realidad está ya cincelada en el ojo antes de la mirada, escribió el chileno Pedro Vergara Meerson en su breve estudio El negro, el rojo y el blanco…, publicado en marzo de 2016, en el sitio Arte.

Y una breve pero lúcida referencia aparecida en el sitio HistoriaArte en julio de 2016.

Michelangelo Merisi da Caravaggio, pintor revolucionario, artista provocador, persona inquieta de carácter pendenciero, genio incomprendido, loco violento, hombre atormentado, que crearía él solo un estilo, el barroco, e influiría (y todavía influye) en todo el arte posterior, de Velázquez al Martin Scorsese de “Calles Salvajes”. Su vida transcurrió entre la pintura y las peleas, y en las dos artes era extremadamente bueno.

El renacimiento llegaba a su fin y un joven Caravaggio empezó a utilizar técnicas tenebristas, que seguramente se acercaban más a su personalidad oscura. Parece ser que vio el potencial expresivo de las sombras y buscó inspiración en la vida misma, por fea que esta pudiese parecer.

Muy joven todavía, decide irse a Roma, según los biógrafos: “Senza denari e pessimamente vestito”, pero la ciudad en plena contrarreforma apreció su estilo teatral frente a la sobriedad protestante y Caravaggio pudo vivir holgadamente practicando la pintura religiosa.

Sus características formas de pintar fueron, como todo lo revolucionario, en principio no entendido y después imitado. En primer lugar renuncia a todo tipo de idealismo, representando a profetas y santos como gente real, sirviéndose de modelos de la calle. La polémica fue enorme: santos como mendigos, vírgenes como prostitutas… Además vestidos con ropas contemporáneas. Pero el pintor capta perfectamente la fuerza psicológica de esos personajes, resaltando sus rostros con una intensa luz y envolviendo los fondos en tinieblas.

Ahora sí, algunas de las imágenes de Caravaggio a tavola.

Caravaggio y un risotto

Ahora, por qué no pulpo servido en sus colores

Y las carnes

También las pastas

Y su pizza

Todo sea por los colores, el arte…y la cocina…

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