Dicen que los santos no comen frijoles negros ni calabaza

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La muerte se quejaba porque no sabía qué hacer con los cuerpos luego que les quitaba la vida a las personas; y por su parte la Tierra también se quejaba, porque todos, tanto seres humanos como animales, caminaban sobre ella. Además, tenía que repartir todo lo que producía.

Un día la muerte se encontró con la Tierra y le propuso hacer un pacto. Entonces la Tierra dijo: «yo aceptaré el pacto, pero desde hoy todo el mundo tiene que pagarme un tributo, que consistirá en que tienen que ofrendarme de todo lo que comen, y el que no cumpla, tú te encargaras de cobrarle mis deudas».

«Lo que la Tierra da la Tierra se lo come», hay que tributar a la tierra con todo lo que nos da durante el transcurso de nuestra vida.

Dice Ifá, que en la corteza terrestre vive «ile Oguere», quien es hija de Oloddumare (Dios). Esta Deidad no hizo Ebbó antes de venir a establecerse de este planeta, razón por la cual Ifá le dejo a sus hijos (los seres humanos) tenderán a destruirla. Lamentablemente podemos ver a diario que esto se cumple, ya que cada día el medio ambiente se contamina, y por la negligencia de unos pocos, nos acercamos cada vez más a una destrucción global, posiblemente generada por guerras, calentamiento global, tala indiscriminada, uso excesivo de los recursos materiales, etc.

Cuando le damos de comer a la Tierra (hacer ofrendas a Ile Oguere), directamente estamos homenajeando a esta importante deidad, demostrándole respeto y honrándola por todo lo que hace por nosotros a diario, porque todas las cosas que usamos en su totalidad provienen de la tierra: comida, plásticos, petróleo, agua, madera, papel, computadoras, metales, el cemento y el acero de nuestras viviendas, vehículos, ropa, enseres generales, herramientas, etc.

Al participar en este ritual, lograremos conectarnos con la Madre Tierra y nos ayudará a fortalecer nuestra salud, nos limpiará de energías negativas, nos protegerá y fortalecerá antes ataque de brujerías y espíritus negativos, nos hará más prósperos y evitaremos la muerte antes de tiempo. Todo esto es necesario para estar en armonía con la vida, y nos facilitará el camino para cumplir con nuestro destino.

En esta ceremonia le hacemos ofrenda también a Orisha Oko, quien es el Orisha dueño de la tierra, la agricultura y las cosechas, patrono de los labradores.

Elegimos esos párrafos del artículo Dar de comer a la Tierra, de Ismael Francisco y publicado por el sitio Cuba Debate el 27 de febrero de 2012, para darle comienzo a este texto de Lecturas acerca de la mesa religiosa en los ritos yorubas, de ascendencia africana y con fuerte raigambre en Cuba y el Caribe desde los tiempo de la esclavitud.

Otro texto, tomado del sitio Osha e Ifa nos revela que las verduras cortadas en trozos (sin auyama o calabazas), dadas a la Tierra como alimentos, simbolizan la simplicidad de la vida, la energía vital que sana y próspera. También representa la fertilidad, la descendencia, los legados y la ancestralidad.

Si servirle los animales que se van a inmolar, que pueden ser: chivo, pollos, gallos, gallinas, palomas, o guineas. Siete tipos de granos diferentes (sin frijoles negros). Los granos desde el principio de los tiempos han sido considerados un regalo de los Dioses. Se cree que gracias a ellos, el espíritu humano puede conectar con la madre tierra y el mundo espiritual. Siete tipos de frutas diferentes. Las frutas son un símbolo de fertilidad e inmortalidad. Sus semillas representan la regeneración perpetua, un legado de para próxima generación. También, se le asocia espiritualmente con la representación del árbol de la vida, que proporciona el alimento a los dioses, y en el caso de los árboles terrenales, el sustento de los vivos. Es un elemento que se utiliza para atraer el fluido de la vida misma.

Dos huevos. Los huevos desde tiempos muy antiguos representan el germen de la vida, así como, la creación universal. Atraen una energía de regeneración, buena suerte, abundancia, riqueza y espiritualidad. Dos pescados enteros. Los pescados son elementos utilizados en los sacrificios, ya que, son símbolo de protección y salvación. También propician la abundancia y representan la fe. Carne de res y de cerdo. Representa la fragilidad de los seres vivos que se corrompe y se  muere. Es un elemento que sustituye al ser humano como alimento de las entrañas de la tierra. Café en polvo. Este es un elemento que resulta muy efectivo para contrarrestar energías negativas. También representa los hábitos, las costumbres y las prácticas de los seres humanos. Azúcar. Este ingrediente hace un equilibrio con el resto de los utilizados. La dulzura como símbolo de las cosas buenas de la vida, que se le ofrecen a las espiritualidades para atraer de vuelta esas mismas bendiciones. Miel. Este es un símbolo de la abundancia y la riqueza. Representa los beneficios después de los sacrificios «la tierra prometida». Atrae los placeres, la felicidad y los lujos de la vida. Cascarilla. Es un ingrediente básico para la práctica de la santería. Representa la blancura, la limpieza, es un elemento que propicia depuración.

Y no podía faltar un recetario, que se lo debemos a Luisa M. Martínez O’Farrill, Universidad de La Habana, Cuba; integrante de la Asociación de Pedagogos de Cuba, de la Unión Nacional de Historiadores y la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas.

En su trabajo La cocina religiosa de antecedente africano yoruba y su desarrollo en el presente, tomado del sitio Eumed expone un catálogo detallado en platos y procedimientos culinarios, de los cuales nosotros tomamos los siguientes:

Aldalú. Ofrenda para las orichas Oyá y Obba. Ingredientes: Frijoles colorados. Hojas de plátano.

Se remojan, pelan y muelen los frijoles. Se les da forma de tamalitos que se envuelven en las hojas de plátano y cocinan a vapor.

Amalá. Es una ofrenda destinada al oricha Changó, en cualquiera de sus variables. Ingredientes: Plátano verde. Quimbombó. Cebolla. Ajo. Especias secas al gusto

Ablande los plátanos y póngalos a secar hasta que estén lo suficientemente secos como para resistir el proceso de pulverización, redúzcalos a harina, condimente y cocine lentamente agregando el quimbombó hasta que todo esté blando.

Amiwó. Es empleado como ofrenda para Babalú Ajé, se sirve en jícara. Ingredientes: Harina de maíz. Cebolla. Ajo. Un guineo. Anís. Se limpia el guineo y se pone a cocinar lentamente como para asar. Una vez esté suficientemente blando, se deshuesa y sazona abundantemente. Se cocina la harina aparte hasta que esté a medio cocinar, en este momento se agrega a la harina el guineo con un puntito bajo de sal, para que termine de cocinarse, se agrega el anís.

Bollitos de Frijol. Es ofrenda para los orishas Yemayá y Olókun, así como para todas las ceremonias a Eggun.  Cuando se emplea el frijol blanco, estos son fritos. Ingredientes: Frijol carita o blanco. Remoje los frijoles y luego de escurrirlos los pela y  muele para obtener una masa, a la que se agrega ajo y se les da forma de tamal, son envueltos en hojas de plátano y se cocinan a vapor..

Calalú. Es una excelente ofrenda al oricha Changó. Ingredientes: Agua. Jengibre. Carne ahumada. Tasajo. Carne de cerdo. Plátano pintón. Acelga. Bledo. Berza. Espinaca. Retoños de hoja de yuca. Retoños de hoja de boniato. Orégano de la tierra. Laurel. Ajo. Cebolla. Tomate placero natural. Comino. Pimienta. Sal. Aceite. Se trocean las carnes, el tasajo se coloca en un recipiente con agua para que comience a perder la sal. Los ingredientes para el sazón se pican bien pequeñitos, los tomates con dos incisiones se pone en agua caliente. Las viandas se pican en cuadritos. Todo debidamente picado y lavado se pone a cocinar para hacer un caldo. Los plátanos no se añaden en este momento, sino que se sofríen con los sazones y agregan a los plátanos. Se une al caldo y revuelve con una cuchara de madera a fuego moderado por unos 20 minutos, se cocina a fuego lento.

Este plato es propio de la cocina afrocubana, según refiere Fernando Ortiz, en su trabajo de igual nombre, “La cocina afrocubana”, del que cito: “El calalú es comida de santos o dioses afrocubanos; y sabido es que los ídolos lucumíes no comen sino los guisos y condimentos de su tierra, siendo ésta una de las exigencias rituales más respetadas. Bastaría esto para no dudar de que el calalú es africano”.

Dengué. Empleado como desayuno habitual de los lucumíes e iniciados, durante los días que dura el asentamiento y como ofrenda para todos los Orichas. Ingredientes: Maíz recogido del proceso de molienda para hacer Ekó. Azúcar. Leche o agua al gusto. Se prepara con el agua del Ekó y azúcar. Se procede de igual forma que cuando se prepara un atol o natilla, se paletea la masa para evitar se corte o haga correa, se le echa azúcar de modo que no quede muy dulce, pero si, de modo suficiente como para ocultar el acidito resultante de la puesta en remojo del maíz por varias horas o días, en dependencia del grano base seleccionado. No lleva sal. Se presenta como natilla.

Y que la Tierra viva y los santos nos protejan.

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