La fugazzeta rellena de Los Cocos nos llevó hasta Salvador Dalí
Ya contaremos que nos pareció, por supuesto que sin sometimiento alguno a los cánones del gusto ni mucho menos al paladar de los sabiondos – ¡caramba qué nos suena en tu mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas, yo aprendí filosofía, dados. timba…! – pero antes…
Las pizzas porteñas, que las hay muchas muy buenas pese al floreo a veces de la tanta mala calidad circundante; exagerada en sus componentes, como si lo inmigrantes y sus hijos que la fundaron hubiesen querido exorcizar la pobreza que los trajo a estas tierras, siempre nos transportaron hasta aquél reloj chorreante y surrealista de Salvador Dalí, ¿se acuerdan?…
¿Por qué?…Quizás por lo rezumante de sus mozzarellas…Quizás…
Y una digresión, porque como nos es tan habitual a los tomateros, la historia y las historias nos convocan.
La haremos corta, entre los varios sitios oficiales de la ciudad de Buenos Aires se dice lo siguiente: A fines del siglo XIX, la familia Banchero llegó a la Argentina desde el pueblo de Recco, Italia, y se instaló en el barrio de La Boca. Allí abrió una panadería. En 1932, los Banchero decidieron inaugurar una pizzería y comenzó la aventura. Hasta el día de hoy es considerada un hito en la historia de la gastronomía ciudadana porque allí se inventó la fugazzeta, un cruce entre fugazza con cebolla y fugazza con queso. Una receta que ya forma parte de la oferta de todas las pizzerías tradicionales.
El tomatero Víctor Ego Ducrot dice que la fugazzeta es un ejemplo de corolario de lo que él denomina cocina cocoliche cuando se refiere a las múltiples yuxtaposiciones culturales que se registraron y registran en la coquinaria urbana de este país, gracias a los aportes de las corrientes inmigratorias.
Se cuenta asimismo que surgió del mestizaje porteño entre la pizza napolitana y la focaccia genovesa.
Ahora sí. Noches pasadas nos dejamos caer en una pizzería de barrio que lleva años de hornos y vecindades. Se llama Los Cocos y queda sobre la Avenida Córdoba 3303, justo en la esquina que forma Sánchez de Bustamante, por ahí en la frontera entre Palermo al Norte y el Abasto.
Propuestas de menú variadas, con productos de buena calidad; atención cordial, precios digamos que acomodados y con esa afabilidad que siempre se respira entre habitantes, ellos y ellas, de una misma parroquia.
Nuestra intención de origen fue constatar si la fama que circula entre las tribus pizzeras amantes de la tradicional porteña es justificada o no cuando pregonan que sus fugazzetas rellenas son dignas de encomio.
¿Gustáis de la desmesura y nos arriesgamos a decir de lo barroco, por eso de no dejar espacios vacíos, que caracteriza a las pizzas de por estas costas occidentales del Plata?
¿Os placen más esas masas esponjosas – apenas disimuladas a veces por las media masa y las a la piedra – y las exageraciones en cuanto a salsas, mozzarellas y demás y variados montajes que la sutiliza de modalidad napolitana, desde hace un tiempo ya instalada entre nosotros…?
Si así es pues entonces dense una vuelta por Los Cocos – aprovechamos para contarles que su teléfono es 11 4963-0457, abre medio y noche y hace envío por aplicaciones – y soliciten sí su fugazzeta rellena, que puede llegar en la variedad habitual, con mozzarella – quizás la combinen con otro queso, ¿cuartirolo?- o su prima con añadido de jamón cocido…
En ambos casos sean mesurados, que las porciones no perdonan…
Nosotros las acompañamos con moscatos bien fríos y de la casa.
Reiteramos. Si pertenecéis a alguna de las tribus que rinden culto a la porteñidad pizzera seguramente saldrán satisfechos.
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