¡Mida sus palabras paisano, ¿cómo que chotos o chivitos al plato?!

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Cuenta la leyenda…Hubo una vez un hoy provecto periodista, citadino y del Occidente, que cuando por primera vez cruzó el mar color dulce de leche y a las playas del Oriente arribó, en su primera cena casi tuvo un entrevero con el dependiente de una parrilla callejera.

Aconteció dicen, que cuando el zagal tras saludarlo le contestó a su pregunta acerca de qué comer, aquél que entintando papeles blancos se ganaba la vida, se paró y de jeta le espetó…Pero qué me dice, ojo ehhh…cómo que chotos o chivitos al plato.

Todo resultó un mal entendido porque el ya provecto de marras no sabía que los sabios uruguayos a los chinchus o tripas que comen los argentinos le dicen chotos, una de la estrellas con más brillos de la deleitosa parrillada celeste; y que aquello del chivito al plato no remite a caprino comestible alguno sino a un sánguche de rechupete de carnitas con jamón y otras delicias del buen gusto y el mejor yantar.

Aclarada la situación y despejados los peligros de trifulcas matreras, el enviado, porque por su agencia de noticias lo había sido enviado a Montevideo a escribir sobre algo sobre lo cual ni memoria quedó, se zampó al medio día el consabido chivito y prometió volver a la hora de la cena por su parrillada con choto incluido.

En este breve descanso de cocina, como llamó alguna vez a los relatos sobre coquinarias el sabio mexicano Alfonso Reyes (1889-1959) nos referiremos al chivito, que además de emparedado puede ser al plato, y dejaremos lo del triperío para otra ocasión, para otro fogón de conversas escritas.

Entre dos cortes de pan con frescuras y crocancias para majestades, y enmayonesados, por supuesto, disponed de un churrasquito a la plancha salpimentando, jamón crudo o cocido – no somos fundamentalistas -, rodajuelas de tomate y  hojas de lechuga, mozzarella o queso cuartirolo sin par y un huevo frito si os animáis, si no duro y en ronchas…Lo sirven con papas fritas y ensalada rusa…Y después nos cuentan

Como de cuentos y leyendas estamos en este sarao de palabras, otra dice que el chivito es un invento de los ’40 del XX, dispuesto gracias al ingenio de cocina que ofrecía el restaurante El Mejillón, de Punta del Este, para satisfacer a unos comensales recién llegados en busca de reparos.

Qué los astros le den vida eterna al chivito de los yoruguas.

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