Ni yerba de ayer, ni un tinto…Nada quedará con “el lunático”

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Si lo dejan claro, porque es probable y deseable que la sociedad en su conjunto reaccione y le diga al actual ocupante de la Rosada que así no.

El “jamoncito del medio” para su vicepresidenta defensora de genocidas, llegó al gobierno como consecuencia del desencanto masivo que venían provocando los gobiernos anteriores y el deterioro cultural (y cognitivo) de un sector  mayoritario de esta Argentina que se deja embaucar por los desquicios de quien fuera un panelista de ignorancia fatal en la TV basura argentina, manipulado por los conocidos de siempre, las corporaciones  empresarias concentradas y parasitarias, que están detrás del programa de apropiación de la producción social más despiadado que por aquí se tenga memoria, y por supuesto,  empobrecimiento sistemático para las grandes mayorías.

El desquicio lumpen capitalista al que sirve “el lunático” de la Rosada, un presidente que se hace asesorar por sus perros muertos, impacta ya en dos sectores de enorme envergadura para la economía alimentaria del país, tanto que componen rasgos identitarios de un cultura: la yerba mate y el vino.

Y lo dice La Nación, uno de los principales soportes comunicacionales de esa burguesía que está detrás del gobierno del “lunático” y su gavilla de impresentables.

Decía el diario señero de la derecha vernácula el 1 de abril.

Hoy comienza la cosecha gruesa de la hoja verde de yerba mate y oficialmente también la desregulación de este sector tras 22 años. Hasta el momento el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) fijaba los valores para el precio de la hoja verde que se entrega en secaderos e industrias y desde el lunes unos 12.000 pequeños productores deberán decidir si aceptan el precio que les ofrecen o prefieren no cortar hoja verde y esperar a que mejoren los valores.

Vale recordar que el DNU del presidente Javier Milei le quitó al INYM la potestad para fijar precios. Si bien el megadecreto fue rechazado en el Senado y aguarda su tratamiento en Diputados, en la actividad decidieron no solicitar un laudo por los valores a la Secretaría de Agricultura, cosa que ocurría antes. Se viene la desregulación y, además, anticipan una fuerte competencia en las góndolas con promociones.

En tanto voces de los pequeño productores yerbateros advierten que se trata de una política que favorecerá a las grandes empresas concentradas y pondrá los precios al consumidor en una escala inaceptable.

Un día después, el mismo diario La Nación afirmaba.

Primer caso en la era Milei: importaron 4 millones de litros de vino y hay polémica con los productores. Grupo Peñaflor compró mercadería en Chile argumentando que no consigue producción para lo que necesita. Una jugada comercial que cayó como un baldazo de agua fría entre los pequeños y medianos productores vitivinícolas argentinos, en medio de la crisis económica nacional. Así, la polémica volvió a instalarse en la industria tras la decisión de Peñaflor, el principal grupo empresario del sector, de comenzar a importar vino. En este caso, la compra se hizo al vecino país de Chile, a un precio similar al local, lo que encendió el malestar y el temor de los viñateros de lo que pueda ocurrir hacia adelante con la presión de los principales jugadores.

Las distintas voces consultadas por La Nación NACION coincidieron en que hay stock vínico en el país por al menos 6 meses y mostraron su descontento con la medida adoptada por la reconocida compañía, más allá de ponderar la libertad de mercado, a tono con los preceptos de la gestión presidencial de Javier Milei (…).

La decisión comercial consiste en la compra a la nación trasandina de cuatro millones de litros de vino genérico; esto es tinto común a granel, para la marca “Termidor”. Esta decisión llega, según la empresa, luego de buscar sin éxito en el mercado argentino (…). “Hay mucho enojo en el sector productivo; en general el resto de las empresas no han tenido problemas para abastecerse. Acá lo que pasa es que algunos grandes se quejan de que no consiguen vinos, pero es porque pagan menos y tarde. Hay cierto destrato, desconocimiento de la realidad y políticas empresarias poco inteligentes hacia los productores, sobre todo por el contexto de crisis que se vive. Eso sí, es verdad que no se puede objetar que alguien quiera traer vino de afuera, porque estamos en un comercio libre, aunque sea de menor calidad”, expuso a La Nación una alta fuente de la industria vitivinícola que pidió mantenerse en reserva.

“No consuma vino Termidor, es vino chileno. Consuma vino argentino”, rezan los carteles digitales que circulan en diferentes grupos de WhatsApp de los productores afectados, bodegueros y trasladistas.

En tanto, según indicaron a este diario los viñateros y referentes del sector, crece el malestar también con las autoridades del Instituto Nacional de la Vitivinicultura (INV), a cargo de Carlos Tizio. “Es el gestor y promotor de la importación de vino tanto de la época de Macri, como ahora con la política que está implementando”, señaló Leandro Ripamonti, productor mendocino, molesto con la medida.

Matías Manzanares, gerente de la Asociación de Viñateros de Mendoza, fue contundente contra quienes impulsan y promueven estas acciones. “De un burro no podemos esperar que una patada; de estos tipos, todo tipo de maniobra que hagan para bajar el precio de la uva o del vino”, disparó el dirigente (…).

 

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