Corred por calabazas, rogad por unos langostinos y naranjas, naranjitas
Se trata de una sopa prodigiosa, que en su versión original, la del vasco cocinero Karlos Arguiñano, sale refrescada que por qué no fría, pero no hace falta que sea de heladera, aunque para nuestros gustos tomateros sabe mejor calentorra, ¡Uyyy, perdón!, se nos escapó, queríamos decir tirando a caliente, algo más que tibia.
Es de tanta sabrosura como sencillez guarda en su hacer, y ahora, que estamos por aquí por el Sur en tiempos de buenos cítricos, tomad nota…
Una calabaza, o media, según sea su tamaño, descortezada y cortada en cubos pequeños. La salteás hasta que ablande en aceite de oliva, y un algo de sal y pimienta…La mantenés a un costado.
Unos cuantos langostinos enteros y crudos, y preparate para el precio; pero a decir verdad qué no resulta caro de toda infamia en esta argentina del presidente fachosiquiátrico.
Una cuantas pero bastantes naranjas de esas que en nuestra verdulería se venden para jugo y un generoso trocillo de jengibre.
Aceite de oliva. Algo de perejil bien fresco y verde que te quiero verde. Agua, sal y pimienta.
Entonces…
A pelar y limpiar los langostinos, quitándoles el hilillo negro que tienen como intestino; y las cabeza saltearlas y apretarlas bien en aceite de oliva, hasta que éste llegue a un color que rojizo oscuro sea…
Con las naranjas obtened una generosa jarra de jugo, bien colado…Con el jengibre sin su cáscara, un picadillo fino…
En una licuadora o procesadora que se forme una crema no demasiado espesa con la calabaza ya salteada, el jugo de las naranjas, el jengibre picado y un tanto ni poco ni mucho de agua….Prrrrrrrrrr con la licua hasta que todo quede untuoso…
Los langostinos limpios con su cola que sean salteados en un más de aceite de oliva…
Y por fin en olla al fuego, a calentar lo que nos dio la licuadora tras salpimentar si hiciera falta a vuestro gusto, y lo servimos en plato hondo o tazón. Por encima langostinos salteados; hilos de aquél aceite que se obtuvo de las cabezas de los bichitos y un poco que sea poco de perejil picado…
Y qué podemos decirles, con el vino que tengan a mano, que sea cual fuere, que en ese momento será el mejor del mundo mundial…Y ¡Salud!
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