Antes del Mono Liso y en el Medioevo, sí señores, el tenedor
La naranja se pasea
De la sala al comedor
No me tires con cuchillo
Tírame con tenedor
De la eterna María Elena Walsh.
Aunque en las bibliotecas de la Historia se impuso aquello de que la Edad Media fue sólo un tiempo de tinieblas, la mesa cuenta de una aparición clave de nuestra cultura en la actualidad; el tenedor omnipresente siempre y cuando recordemos que la cubertería de milenaria Asia los palitos mandan.
Un artículo recientemente publicado por el diario Foglio, de Milán, firmado por Roberto Volpi y comentado por la revista Gambero Rosso, ubica la llegada de la cubertería como un elemento clave en la revisión de una época a menudo considerada excesivamente oscura y retrógrada.
En su artículo, Volpi menciona los escritos del sociólogo alemán Norbert Elias, quien situó un hito ideal en la historia de la Edad Media en el año 1530, correspondiente a la publicación del ensayo de Erasmo de Rotterdam De civilitate morum puerilium. Una especie de etiqueta que enumeraba los comportamientos considerados más adecuados para un joven en su camino hacia la educación, incluido el uso, innovador en ese momento, del tenedor.
La Edad Media, época descrita por Volpi como de transición y de cambios en sí misma, fue al mismo tiempo espectadora de comidas consumidas en común en las que todos los alimentos, incluida la carne, llegaban a la boca mediante el uso de las manos. No fue fácil, dice Volpi, inculcar en la juventud medieval el «externum corporis decorum», es decir el decoro físico externo. El uso mismo del tenedor “suscitaba una desaprobación generalizada, parecía extravagante”, destaca el comentario de Gambero Rosso.
La llegada de los cubiertos a la mesa no fue sólo una cuestión de etiqueta, sino también de higiene. Los viajeros de la época ya notaban cómo los frecuentadores de mesones y tabernas estaban «sudados» y «sobrecalentados», y cómo secaban «el sudor con las mismas manos que luego sumergían en platos comunes en busca del trozo, tamizando la grasa…de mejor carne.
En tanto el sitio argentino Sin reservas publico el año pasado una reseña interesante sobre el tema, buscando respuesta a cómo fue que la cuchara, el cuchillo el tenedor se consagraron como los utensilios nuestros de cada día. Cuándo lo hicieron y qué camino recorrieron para transformarse en tales.
Y recuerda…
El cuchillo solía ser el único invitado a la mesa hasta el siglo XVII. Las manos hacían el trabajo del tenedor y la cuchara era reemplazada por la acción directa de la boca contra el cuenco. Sin dudas, entre los tres, el cuchillo es el elemento más importante y preponderante. Incluso, un elemento fundamental para la evolución del ser humano y su consagración como animal social.
Fue recién en la Edad Media, cuando el cuchillo empezó a formar parte de las mesas y a transitar su lento camino hacia su rol actual, siendo el primero de la tríada en hacerlo. Sin embargo, todavía se trataba de un elemento de lujo y sin distinciones: el mismo que se usaba para destripar a un enemigo podía ser utilizado para comer un apacible almuerzo…
La palabrea cuchara proviene de “cuchar”, una medida antigua de granos, y esta, a su vez, del latín “cochleare”: caracol. Lo cual denota su origen casi tan primitivo como el del cuchillo. Sin embargo, a diferencia de los cuchillos primitivos, para que naciera la cuchara primero se necesitó de la domesticación del fuego, de los primeros recipientes de barro y con ellos, de las preparaciones caldosas. Y, como indica su origen, las primeras cucharas fueran hechas con conchas de bivalvos en las costas o de materiales óseos lejos de ellas…
Se cree que la cuchara se transformó en habitual a partir del siglo X en la Península Ibérica durante la dominación musulmana y el reino de Al-Ándalus. Pero que fue recién en el siglo XIV cuando tomaron su forma actual, más redondeada en vez de plana, para poder levantar y sostener los alimentos con comodidad.
La transformación de las costumbres en la mesa, la utilización de cubiertos y aún más, de cubiertos individuales viene de la mano de la conformación de una nueva clase media trabajadora que empieza a gestarse durante el siglo XV y XVI, que se solidifica con la Revolución Industrial y se consagra con la Revolución Francesa…
La cuchara es el único de la tríada de cubiertos que es casi universal, que se usa tanto en occidente como en oriente –junto a los palitos–. Y pese a eso, es quizás la herramienta menos indispensable como cubierto en la mesa…
El tenedor es el intruso de la historia, aquel que se impuso hace bien poco como necesidad frente a un servicio nuevo en el cual el comensal debe cortarse su comida en el plato, frente a la masificación de las carnes en su punto y frente a la consideración –quizás errada– de que comer con las manos ya no era un acto pulcro y respetable…La palabra tenedor proviene del latín, de una composición entre el verbo tenere –dominar– y el sufijo dor –agente–; lo cual desemboca en el agente que domina o retiene: la propia acción del tenedor…
A la mesa, que ya han tenido los cubierto y…¡Salud!
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