El faláfel une a musulmanes y judíos

Falafel - deep fried balls of ground chickpeas with tahini sauce from
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Victoria Korn

El faláfel, una de las comidas del Mediterráneo Oriental más populares en el mundo, es una especie de croqueta o bollo elaborada con garbanzos y especias que puede funcionar como el aperitivo perfecto, pero también como plato principal. En realidad su verdadero origen todavía es desconocido, sin embargo, los historiadores piensan que se trata de un manjar originario de la India o de Egipto, pero que ha sido adoptado por la cultura árabe.

El faláfel es la mejor opción para el ramadán de los musulmanes: es la comida habitual para romper el ayuno diario, aunque  también fue adoptado por la dieta del pueblo judío, cultura en la que suele prepararse con un mezcla de garbanzos y habas.

El faláfel es una mezcla triturada de garbanzos hidratados en agua con cebolla, ajo y diferentes hierbas y especias. Con esta masa se hacen bolas, se fríen en abundante aceite (también se preparan al horno) y se sirve, generalmente, con pan de pita salsa de tahine (de ajonjolí, sésamo) y salsa de yogur (con o sin ajo), humus (crema de garbanzos), arroz, y por supuesto, ensaladas.

Hoy lo venden como una receta perfecta para veganos, vegetarianos y celiacos, pero durante siglos se cocinó y comió sin pensar en ellos. Es un alimento bajo en calorías, con alto contenido en fibra, proteínas y ácidos grasos insaturados.

Posee una cantidad elevada tanto de vitaminas como de minerales tales como calcio, fósforo, hierro, zinc, magnesio, potasio, vitamina B, ácido fólico, que se encargan de estimular la energía y promover la formación de células, cosas que los árabes no sabían ni les importaba.

Se caracteriza por ser rico en grasas saludables a pesar de prepararse frito; el hecho de que no cuente con grasas saturadas, hace que no se evidencien aumentos de colesterol después de su ingesta. Si desean aminorar aún más la ingesta de grasas, lo recomendable es cocinarlos al horno.

En su elaboración es necesario usar garbanzos secos hidratados, no cocidos previamente. Es importante acordarse de ponerlos en remojo 24 horas antes y escurrirlos y secarlos bien en el momento de preparar la receta.

Originalmente, se preparaba con habas o garbanzos, incluso, hay quienes hacen una mezcla de los dos, aunque hoy en día, el faláfel de garbanzos es el más popular.

Actualmente, se consume en gran parte del planeta, pero es la opción predilecta de países como India, Pakistán o el Oriente Medio.

Cuidado: los garbanzos no se cuecen, solamente se remojan por 24 horas. Luego se pelan para ser unidos con los ingredientes ya mencionados anteriormente. Cuando esté lista la mezcla, se hacen las bolas o croquetas y se fríen en abundante aceite caliente, de manera que quede crujiente por fuera pero tierno por dentro.

Dos de sus ingredientes más importantes son el cilantro y comino, estas especias además de agregar sabor, dan al alimento propiedades antioxidantes, que permiten proteger las células del cuerpo de radicales libres, así como también aminorar el riesgo a padecer enfermedades crónicas como por ejemplo cáncer o afecciones cardíacas.

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