Y los huevos fritos serán eternos, gracias a Macedonio

323

Tres cocineros y un huevo frito… Un texto de Macedonio Fernández

Hay tres cocineros en un hotel; el primero llama al segundo y le dice: “Atiéndeme ese huevo frito; debe ser así: no muy pasado, regular sal, sin vinagre”; pero a este segundo viene su mujer a decir que le han robado la cartera, por lo que se dirige al tercero: “Por favor, atiéndeme este huevo frito que me encargó Nicolás y deber ser así y así” y parte a ver cómo le habían robado a su mujer.

Como el primer cocinero no llega, el huevo está hecho y no se sabe a quién servirlo; se le encarga entonces al mensajero llevarlo al mozo que lo pidió, previa averiguación del caso; pero el mozo no aparece y el huevo en tanto se enfría y marchita. Después de molestar con preguntas a todos los clientes del hotel se da con el que había pedido el huevo frito. El cliente mira detenidamente, saborea, compara con sus recuerdos y dice que en su vida ha comido un huevo frito más delicioso, más perfectamente hecho.

Como el gran jefe de fiscalización de los procedimientos culinarios llega a saber todo lo que había pasado y conoce los encomios, resuelve: cambiar el nombre del hotel (pues el cliente se había retirado haciéndole gran propaganda) llamándolo Hotel de los 3 Cocineros y 1 Huevo Frito, y estatuye en las reglas culinarias que todo huevo frito debe ser en una tercera parte trabajado por un diferente cocinero.

Macedonio nació en Buenos Aires el uno de junio de 1874. Su padre era abogado y estanciero. Asistió al Colegio Nacional y más tarde estudió Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de Buenos Aires, donde fue condiscípulo y amigo de Jorge Borges, padre de Jorge Luis.

En 1892 publicó crónicas en El Progreso. En 1897 se doctoró en jurisprudencia. Ese año participó con varios amigos en un proyecto para la fundación de una colonia socialista en la selva de Paraguay.

Se casó en 1901 con Elena de Obieta, con quien tuvo cuatro hijos: Macedonio, Adolfo, Jorge y Elena.

En 1905 inició su correspondencia con el filósofo y psicólogo estadounidense William James, hermano del escritor Henry James. La relación epistolar se mantuvo hasta la muerte de James en 1911.

Durante veinticinco años Macedonio ejerció la abogacía sin demasiado entusiasmo. En 1910 fue nombrado fiscal en el Juzgado Letrado de Posadas (Misiones), donde también fue director de la biblioteca y conoció al escritor Horacio Quiroga. Durante mucho tiempo se contará como anécdota que perdió el cargo porque nunca condenó a nadie.

Su esposa falleció en 1920 tras una operación quirúrgica, y los cuatro hijos quedaron al cuidado de abuelos y tías. Macedonio abandonó la profesión de abogado y se dedicó a vivir austeramente en pensiones del barrio Once y Tribunales. Sus únicas posesiones eran un sartén, un calentador Primus, una pava para el mate, una guitarra y una fotografía de William James.

En 1927 se postuló como candidato a presidente de la nación. Es un pretexto para desplegar una campaña electoral surrealista, con la complicidad de sus amigos. Fue «vencido» por Hipólito Irigoyen.

En 1947 se fue a vivir con su hijo Adolfo de Obieta, frente al Jardín Botánico.

«He logrado en toda mi obra escrita ocho o diez momentos en que, creo, dos o tres renglones conmueven la estabilidad, la unidad de alguien».

Jorge Luis Borges estuvo marcado por la escritura de Macedonio, tal como admitió públicamente en el homenaje tras su muerte: «Yo por aquellos años lo imité, hasta la transcripción, hasta el apasionado y devoto plagio.»

A Macedonio nunca le interesó publicar sus libros. Son amigos argentinos, mexicanos, peruanos y españoles, además de su hijo Adolfo, los que se encargan de hacerlo por él.

Murió el 10 de febrero de 1952, a los 78 años.

Borges lo definió con la mayor precisión:

“Las mejores posibilidades de lo argentino -la lucidez, la modestia, la cortesía, la íntima pasión, la amistad genial- se realizaron en Macedonio Fernández, acaso con mayor plenitud que en otros contemporáneos famosos.

Biografía tomada del sitio Escritores.org.

Borges reconoce como maestro a Macedonio y escribe su Macedonio Fernández, donde inventa la ficción biográfica macedoniana… Macedonio y Borges o la figura del padre; por Elisa T. Calabrese; Centro Virtual Cervantes.

También podría gustarte

Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.