Broncas por el Kebab, sandía con picantes y a comer lo que estás viendo en el cine

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Chismes mundial del planeta morfar, del yantar o del jamar, y también del manducar, que todas esas palabrejas significan comer, según el punto de la geografía en lengua castellana sobre el cual vosotros os paréis o ustedes se paren.

Noticias frescas, tan frescas como las presentes mañanas del invierno del Sur, que fueron apareciendo en la prensa del globo, y muy bien reflejadas por la revista italiana Gambero Rosso.

Primero lo primero, a la turca

La Asociación Turca de Kebab de Estambul presentó recientemente una solicitud a la Unión Europea para obtener el reconocimiento del doner kebab como patrimonio nacional (turco, por supuesto)…Y se desataron las protestas en los chiringos y boliches alemanes donde se hace y se vende Kebab.

Veamos. Turquía solicitó a la UE que registre la palabra döner como especialidad tradicional garantizada (ETG). La palabra döner, derivada del verbo turco dönmek – dar la vuelta-, e indica un platillo de cordero o ternera ensartado en grandes capas superpuestas sobre una brocheta, pincho o espetón vertical, asado mientras el aparejo gira sobre su eje y luego cortado en una suerte de tiras a ser servidas con aliños entre panes (pitas) o también el plato;  como los shawarmas, por suerte bastante difundidos desde hace tiempo por estas tierras del Plata.

El objetivo de Turquía es conseguir que en los países europeos la palabra döner sólo pueda ser utilizada por restauradores que preparen el plato respetando el método turco y utilizando ingredientes tradicionales.

La solicitud especifica que el döner puede elaborarse con lonchas de ternera, oveja o pollo marinadas en una mezcla de yogur o leche, puré de pimiento o tomate, hierbas aromáticas, especias y sal.

La petición turca ha tocado una fibra sensible en Alemania. La comunidad turco-alemana, que empezó a emigrar al país en los años ’50 del XX propició una importante transformación del Kebab gracias justamente a la introducción del típico asador giratorio. Esta innovación convirtió al Kebab en un plato callejero popular, accesible y rápido, ideal para las necesidades de los trabajadores alemanes.

Cuando vuelva el verano…

El Galáctico se llama. Un pequeño local de Milán, que comenzó como camión para venta de comida callejera – food truck, que le dicen, especializado en los que anuncia como platos Tex-Mex.

Elabora tacos, por supuesto, con rellenos clásicos, como las carnitas de cerdo adobadas y de garbanzos salteados con mayonesa; nachos y quesadillas, pero cuentan se transformó en éxito rotundo propuesta al plato de rodajas de sandía frías, con jugo de limón y chile, para obtener ese picor tan característico.

Y si te gusta el cine…y comer

Un invento que es más marketing – como le dicen – que otra cosa y además no exactamente novedosa como propuesta, pues eso de comer mientras ves una película ha pasado por muchas experiencias; a Fork n’ Film nos referimos, una idea con mucho éxito en Los Ángeles, Londres, Nueva York y Nueva Orleans, por ejemplo, lanzada por una cantante, Francesca Duncan, y un escritor, Nick Houston, quienes nada saben de cocina aunque si aman el cine y además morfar.

De pequeños restaurantes se trata, en los que por unos 200 o 300 dólares uno se sienta a la mesa y le sirven aquél plato que justamente los personajes de la película que rueda están disfrutando.

En fin, la prensa ha dicho al respecto: En la restauración contemporánea, la creatividad es la clave para destacar, y Fork n’ Film ha dado en el clavo. El formato es el de un local pequeño y acogedor, donde, básicamente, se sirve la cena mientras se ve la película prevista para la velada. No se trata del típico autocine, sino de una experiencia culinaria inmersiva

Ajá, por suerte aquí bien se usa aquella palabra que dice ¡qué tilinguería!

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