Así comenzó el “fascismo comunicacional” que formatea el gusto de los comensales

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Cuando el comer y su universo pueden ayudarnos entender nuestro presente de manipulación masiva a cargo de las corporaciones de la alimentación y la gastronomía, una suerte de fascismo mediático rector del gusto colectivo.

En medio de explosión publicitara en el Estados Unidos de mediados del siglo XX, los publicitas comenzaron a modelar la cabeza y el gusto de los consumidores, para beneficio de la empresas.

Una experiencia que se profundizo con el paso del tiempo, se globalizo, y en la actualidad casi que está convirtiendo a los comensales un bobalicones dependientes de las pantallas y las imágenes.

A principios del siglo XX, los psicólogos Walter D. Scott y John B. Watson aportaron la teoría psicológica aplicada al campo de la publicidad. Scott dijo: Se ha dicho que el hombre es un animal racional, pero con mayor veracidad se lo podría decir que es una criatura sugestionable.

A continuación textos y fotos de espantosas publicidades de comidas que tomamos del sitio rarehistoricalphotos. El mismo que dice: son imágenes terribles que probablemente nunca se emitirían hoy en día.

La publicidad siempre ha sido una forma interesante de analizar cómo ha evolucionado la sociedad moderna. En esencia, las campañas de marketing se basan en lo que la gente quiere y lo que le resulta atractivo. Cuando juzgamos la historia de la humanidad basándonos en anuncios antiguos, el pasado empieza a parecernos mucho más extraño de lo que pensábamos.

Estas fotos de anuncios de comida antiguos y extraños son en su mayoría de los años 1950 y 1960 y probablemente se considerarían de mal gusto si se publicaran en esta generación. En cierto modo, los anuncios también reflejan cambios en los gustos, la dieta y los hábitos alimentarios.

Los años 1950 y 1960 fueron una década en la que la mayoría de las mujeres estadounidenses no trabajaban fuera del hogar. La mayoría de las familias tenían un solo automóvil, la comida rápida no era tan común como lo es hoy y las mujeres casadas eran llamadas amas de casa o amas de casa.

Para muchas familias, salir a comer fuera solía estar reservado para ocasiones especiales. Los anuncios publicitarios intentaban llegar a ese punto.

Gran parte de la publicidad de alimentos estaba dirigida a las mujeres, las principales compradoras de alimentos en el hogar. Como se reconoce que los niños son importantes persuasores en ese proceso y pueden acompañar a sus madres a comprar los alimentos para la familia, la publicidad también está dirigida a ellas.

Los periódicos y las revistas han sido durante mucho tiempo un vehículo importante para la publicidad. En los Estados Unidos, en las décadas de 1930 y 1940, aproximadamente el 20 por ciento de los productos anunciados en los principales medios publicitarios impresos de las revistas femeninas y domésticas eran productos alimenticios y bebidas.

A principios del siglo XX, los psicólogos Walter D. Scott y John B. Watson aportaron la teoría psicológica aplicada al campo de la publicidad.

Scott dijo: “Se ha dicho que el hombre es un animal racional, pero con mayor veracidad se lo podría decir que es una criatura sugestionable. Es razonable, pero en mayor medida es sugestionable”.

Lo demostró a través de su técnica publicitaria de dar órdenes directas al consumidor. El ex presidente de la Universidad Johns Hopkins, John B. Watson, fue un psicólogo muy reconocido en la década de 1920.

 

Tras abandonar el ámbito académico, centró su atención en la publicidad, donde aplicó los conceptos del conductismo a la publicidad, centrándose en apelar a las emociones básicas del consumidor: amor, odio y miedo.

Este tipo de publicidad demostró ser extremadamente eficaz ya que se adecuó al contexto social cambiante, lo que generó una fuerte influencia en la futura estrategia publicitaria y consolidó el lugar de la psicología en la publicidad.

Publicidad de la era de posguerra

En la próspera era de la posguerra, millones de estadounidenses se mudaron a nuevas viviendas, especialmente en los suburbios de rápido crecimiento, y gastaron grandes sumas en viviendas, electrodomésticos, muebles, ropa y automóviles.

La llegada de la televisión en la década de 1950 amplió drásticamente el ámbito de la publicidad. Como la mayoría de las familias tenían automóviles y más tiempo libre, los viajes de vacaciones se volvieron mucho más comunes y las industrias de los moteles y el turismo apoyaron con entusiasmo la publicidad a gran escala.

En el ámbito del servicio público, el Ad Council promovió agresivamente el americanismo como una estrategia de la Guerra Fría, con campañas como Freedom Train, Crusade for Freedom, Religion in American Life, Adams for Piece y Peoples Capitalism.

La nueva Brand Names Foundation patrocinó conferencias, campañas locales y programas educativos para promover la lealtad a la marca, así como la libre empresa.

En The Hidden Persuaders (1957), el popular escritor Vance Packard expone el uso de la investigación motivacional del consumidor y otras técnicas psicológicas, incluida la psicología de la profundidad y las tácticas subliminales.

Se habían utilizado para manipular expectativas e inducir el deseo de productos desde la década de 1920, pero el público popular fue tomado por sorpresa.

Packard identificó ocho “necesidades imperiosas” que los anunciantes prometen que los productos van a satisfacer. Según él, estas necesidades son tan fuertes que la gente se ve obligada a comprar productos para satisfacerlas. El libro cuestiona la moralidad de utilizar estas técnicas.

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