¿La mejor pizza porteña fuera de Argentina, en Milán y sobre la calle Buenos Aires?
Por lo menos de ello dan cuenta varios testimonios recogidos por esta tomatera revista, siempre interesada en un tema que se hizo bien vernáculo y moviliza pasiones y divide en bandos de fanáticos a la población: una suerte de ontología ética en torno a cuál es la mejor pizza, la mejor pizzería, y si al estilo nuestro o al de la modas más recientes, como son las pizzas napolitanas y ahora también algunos locales que presentan la variedad romana…y podríamos seguir.
Entonces, y no sin antes una breve reflexión sobre una suerte de baraka o gracia divina del destino, pues aquella que sobre las que no interrogamos – porque somos enemigos de la afirmaciones totalitarias – acerca de si será o no la mejor porteña fuera de Argentina, se elabora, se vende y se disfruta en una pizzería ubicada en la Corso Buenos Aires 60, de Milán.
Tiene otras sucursales, claro está pero de allí es oriunda y le dio identidad a la pizza de Milán. Es decir allí no se la reconoce como porteña, pero ya que mencionamos hace un rato a lo ontológico como reflexión, recordemos que lo es, es, en forma independiente de sus representaciones ideales y más allá de que alguien lo conozca y lo acepte como tal (sí, los tomateros somos materialistas y, de yapa, dialécticos).
Por las características de su masa, como la de molde, aunque algo más crocante en su base, por la abundancia de sus salsa de tomate y mozzarella y por sus variedades preferidas, la Margarita y la de Anchoas, la pizza de la casa Spotorni es tan porteña como un quejido de bandoneón en Puente Alsina…Y como si eso fuera pocos, la sirven en trancio, es decir porciones.
Formuladas la revelaciones y aclaradas cierta trampillas, veamos que dicen de ellos mismos los de Spotorni en su página digital.
La porción normal pesa poco más de 300 gramos, la porción generosa poco más de 450 gramos…Nuestra pizza se sirve rápidamente. Somos famosos por hacer que todos coman en poco tiempo…No importa la hora ni el día de la semana…casi lo mismo que podrían decir en alguna de las pizzerías de la maltratada ciudad de Buenos Aires, la sobreviviente pese a que sobre ella y el país todo gobiernan personajes dostoyevskyanos como Fomá Fomíc, un pequeño déspota surgido de un pellejo de bufón, según lo recuerda Leonardo Sciascia, en su novela Cándido o un sueño siciliano.
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