¡Ay Cichorium que sabrosura y amarguita!
Para la achicoria que tan poco de moda está y ya saben ustedes que bobada son las modas y lo mal que hacen a la gozadera…
Herbácea perenne de la familia de las asteráceas. Los antiguos de África y Asia la adoraban sobre la mesa y en el boticario; en Europa, franceses y belga sobre todo, se la cultiva o se la recoge silvestre. Se la encuentra en toda América y por estas tierras del Río de la Plata supo abundar entre las viandas del comer popular.
En la Buenos Aires del desaguisado inflacionario se la encuentra a precios aceptables, pese al desquicio.
Su sabor ligeramente amargo se junta perfectamente con ingredientes sápidos como las anchoas y el atún fresco. Ideal como aperitivo y también como plato único…
- 400 gr de achicoria
- 4 filetes de anchoas en aceite
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta
- Jugo de limón
Crocante y blando se combinan en esta receta simple y al mismo tiempo refinada.
Cortar la achicoria y lavarla muy bien.
Condimentar con jugo de limón, sal y pimienta.
En una sartén pequeña calentar poco aceite de oliva virgen extra y cuando esté caliente apagar el fuego y añadir los filetes de anchoa escurridos de su aceite.
Cuando las anchoas se hayan disuelto, mezclar bien y verter la salsa sobre la ensalada.
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