La “perversa comunicación” no tiene límites: propusieron comer carne humana

533
Víctor Ego Ducrot

Aunque no lo crean así sucedió. El 24 de julio pasado, el Canal 4 de la TV británica emitió el documental Miracle Meat, dirigido por Gregg Wallace, presentador de esa bazofia global llamada Masterchef. Trata el consumo de carne humana producida en un laboratorio y concebida para abaratar los costos de la canasta alimenticia, y de paso proveer de ingresos suplementarios a los hogares pobres de los países ricos.

En la localidad inglesa de Lincolnshire, Gregg muestra cómo hacerse de churrascos, hamburguesas, salchichas y panceta, entre otros cortes cárnicos, a partir de finas rebanadas de tejido humano.

Pero eso no fue todo. El documental muestra en un quirófano a una mujer de 67 años de apellido Gillian, dispuesta a que le extraigan muestras de tejido de su cuerpo por un pago de 200 libras esterlinas.

A lo largo de esa producción para la TV se intenta dejar en claro que, debido a su relativo bajo costo, el consumo de carne humana de laboratorio redundaría en un beneficio para amplios sectores sociales que se ven afectados por la carestía de la vida y la inflación. Y llega a manifestar que muchos podrían ganarse unos dinerillos extras si se animasen a donar muestras de sus tejidos a cambio de una suma en metálico o depositada en su cuenta bancaria.

Fue una iniciativa del guionista Matt Edmonds, quien propuso la producción de ese documental falso o simulado, porque ninguno de los hechos narrados es verídico.

Tras las críticas indignadas que llovieron desde las redes sociales, los directivos del Canal 4 de TV justificaron su programa aduciendo que con él buscaban alertar a los gobernantes sobre la necesidad de encontrar una solución urgente para los problemas sociales que provoca el creciente aumento en los precios de los productos alimenticios.

La antropofagia siempre está entre nosotros

Desde tiempos inmemoriales el Derecho como paradigma de castigo condenó todo aquello que estuviese de alguna forma relacionado con la antropofagia.

Y un salto en el tiempo.

El 25 de febrero de 2013, en Nueva York, Jane Rosenburg prestaba testimonio de cargo en el juicio que se le hacía a su marido, Gilberto Valle, por secuestros de mujeres, violaciones, asesinatos y canibalismo.

Fue acusado de conspirar en Internet para cometer esos delitos y de haber utilizado una base de datos federal para buscar la información de contacto de varias de sus víctimas. La prensa hablaba del policía caníbal.   Fue condenado pero por el uso ilegal de información reservada, pues respecto de secuestros, violaciones, homicidios y antropofagia no sólo nunca hubo alguna sino que sencillamente se trató de acciones no cometidas, sólo conversadas en la Red.

Pero debe ser subrayado. Desde surgimiento mismo de las religiones, las organizaciones laicas de la moral pública y posteriormente del Derecho, casi todas las culturas trazaron una curva prescriptiva para sancionar el comerse unos a otros entre humanos – a los Pejes bien que nos manducan – como así otras conductas que pasaron a habitar aquellos oscuros mundos de los tabúes y los mitos.

Sin embargo, entre los pliegues de la sublimaciones, como lo es el devorarse en el fragor de sus retozos amorosos, por ejemplo, la humanidad sigue expuesta a lo antropofágico, y con cierta naturalidad; naturalidad que se condena hasta lo execrable, con repugnancias físicas, morales y punitivas sin perdones, cuando ese ser antropofágico se plasma como acción consciente…

Pero…Sí, pero a veces se tolera.

Cuando el 13 de octubre de 1972 el avión FH-227D que llevaba a Chile al equipo juvenil de rugby Old Christians Club, de Montevideo se estrelló en medio de la cordillera de los Andes y causó la muerte instantánea de 12 personas, los actos de antropofagia de los sobrevivientes no fue condenado…Es decir, las acciones impostergable por sobrevivencias en última instancias habilita a los humanos a comerse entre sí, más allá de los ascos y los efectos devastadores que ciertos episodios provocan sobre sus cortezas síquicas y culturales.

De “cocinas” artes, letras y metáforas

Las pinturas negras son 14 obras de Goya (1823) llamadas así por usar pigmentos oscuros, pero también por sus temáticas sombrías. Y para sombría, aquella escena de infanticidio y canibalismo en la que el dios Saturno (Crono), el padre de Júpiter (Zeus), se zampa a uno de sus hijos pues tenía el temor de que estos lo destronasen en el futuro (como había hecho él con su padre Urano, al que además castró con su hoz).

En 1989 se estrena El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, una maravillosa película del inglés Peter Greenaway y con Helen Mirren en un rol estelar. Albert Spica es propietario de un restaurante para élites muy particulares, en el cual se dedica a humillar a su esposa. La venganza de ella culmina en un acto de cocina antropofágica.

Hannibal Lecter y The Silence of the Lambs (El silencio de los inocentes). Personaje y película de 1991, del estadounidense Jonathan Demme, con Jodie Foster, Anthony Hopkins y Scott Glenn. Uno de los grandes éxitos del cine hollywoodense basado en una novela de Thomas Harris (1988): Un caníbal, sus acciones y sus impactos inquietantes entre los otros, en una trama diríamos que de terror sicológico.

El cadáver exquisito beberá el vino nuevo, es la frase que se estampó la primera vez que se llevó a la práctica un juego adoptado por los surrealistas Paul Éluard, André Bretón y Tristan Tzara entre otros, cuando en 1925 crearon aquello de la escritura y poética como práctica colectiva.

Se trata, sí, de un juego pero sus palabras fundantes tienen una resonancia que inquieta… El cadáver exquisito beberá el vino nuevo…¿Los cadáveres que saben a exquisiteces y libaciones…?

La prensa registró el caso de dos bolivianos desempleados que fueron atacados, descuartizados y asados por un grupo de vecinos… Fue el primer escándalo público y el que instaló la idea en la sociedad de que, después de todo, la carne es carne, no importa de donde venga… En algunos países los inmigrantes empezaron a desaparecer en masa. Inmigrantes, marginales, pobres. Fueron perseguidos y, eventualmente, sacrificados...

Se trata de una novela. Cadáver exquisito, de la escritora argentina Agustina Bazterrica (2017). Una trama que se prefigura el día en que desaparece la carne animal como posibilidad de alimentación.

En un estudio crítico desde los marcos teóricos lógica del desecho y políticas de la perversión y estructuras del sentir y dominante, Claudia del Valle Zurita, de la Universidad Nacional de Catamarca, dice: Observamos que Cadáver exquisito puede ser leído en clave sociológica debido a que está impregnado de referencias a una sociedad argentina caníbal en crisis que se plasma en un futuro distópico, sin solución de continuidad.

Por metáforas y sangre también está habitado el mundo de los humanos.

La “perversa trinidad” de la mercancía

Una vez mi amigo Ducrot me contó cierto diálogo que tuvo con otro profe de comunicación y periodismo en la Universidad salvadoreña en la que dio clases hasta su asesinato el arzobispo Óscar Arnulfo Romero, un emblemático defensor de los Derechos Humanos en su país, caído por el disparo de un francotirador el 24 de marzo de 1980.

Vea don Peje, me dijo: Ese profe, cura católico, utiliza una metáfora maravillosa que nos viene de perillas para explicar ciertos fenómenos en torno a la Comunicación, el poder y los límites que ni si respetan como consecuencia de lo que yo denomino era de la mercancía absoluta.

Y continuó, ya saben que él ama las peroratas: Dice el profe cura…en el mundo actual tiene lugar una suerte de perversa trinidad, en la que el Dios padre pero perverso es el poder económico concentrado; los políticos profesionales y los Estados burgueses contemporáneos se limitan a traernos la palabra y la disciplina de ese dios de la maldad, pues le dan forma al Hijo perverso; y el conjunto de artefactos culturales, en forma especial los dispositivos comunicacionales, viene a ocupar el sitio del Espíritu santo pero ya como emanación de un Espíritu perverso

Vea don Peje, finalizó: Es esa dialéctica la que está llegando a extremos por mucho tiempo insospechados, y lo que son las paradojas trágicas de la Historia…en un capitalismo como el actual, de híper conexiones globales, que provoca el espejismo de una mayor información, la mercancía se ha totalizado, casi como un instrumento de lo barroco, el que ocupa todos los espacios pero violando la naturaleza del barroco como corriente estética, que nace para convulsionar a lo clásico…Hoy nada se le escapa al ser mercancía, ocupa todo los espacios; ni nosotros los humanos ni ustedes los peje…Nadie escapa

Será entonces por todo eso que la Comunicación como fuerza de control social al servicio de la mercancía se anima a todo, hasta a imaginar un mundo de ascos en el que la humanidad de una forma u otra se come a sí misma…

Para el final

Macunaíma (1928) es una novela sin fronteras del brasileño Mário de Andrade. Y una película (1969) dirigida por Joaquim Pedro de Andrade y basada en aquél texto.

El negro que va a la ciudad y se vuelve blanco…

Y que un día debió triturar sus propios testículos para poder comer…

También podría gustarte

Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.