Remilgados de las narices abstenerse…¡Viva la salsa de ajo, el alioli!

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Entre los múltiples decires del comer que pueden quitarnos el apetito se encuentran aquellos que refieren a preguntas como (por el pescado), ¿dígame, tiene espinas? o cuando alguien al solicitar vino blanco cae en el nefando diminutivo, con un ¿nos tomamos un vinito…? Ni qué comentar de aquellas casi impertinentes manías de no comer ciertas delicias, pues no vaya a ser que por el mundo vayamos provocando olores.

Disculpen nuestra intolerancia pero a la hora del comer, y de pensar, poco felices nos hacen la correcciones digamos que políticas.

Ahora sí, entonces, ciertos apuntes que encontramos por ahí, y que pasamos a compartir.

Respecto del Alioli (en castellano quiere decir ajo y aceite), todas las miradas apuntan a que esta salsa fue inventada en el Antiguo Egipto y a que serían los romanos quienes, después de adoptar su uso,  la popularizaron en Sicilia, Calabria, Occitania, Valencia, Baleares, Cataluña y algunas zonas de Aragón, Murcia y Andalucía.

Otras fuentes afirman que la salsa alioli es anterior y que los íberos, que habitaron tierras de la Península antes que los romanos, ya elaboraban una salsa similar a base ajo y aceite.

Lo que tenemos claro es que donde hay olivos  para producir un aceite de calidad,  y ajos, sus habitantes no han dudado en utilizar ambos elementos juntos. Y es que la mezcla, como ya saben,  funciona.

Independientemente de dónde naciera lo que no podemos negar es que  el alioli es una de las salsas más clásicas y antiguas del Mediterráneo, tanto Occidental como Oriental, ya que se conocen recetas que lo utilizan desde el siglo X.

La salsa alioli primigenia se elaboraba  con ajos y aceite, aunque a lo largo del tiempo surgieron algunas variaciones: más batido o menos, con aceite de girasol o de oliva o agregándole leche, queso cremoso o huevos.

Respecto a su nombre tampoco nos quedamos cortos en variantes: aioli, alioli o allioli, en los tres casos resultado de la “emulsión” de las palabras aceite y ajo. También podemos llamarla por lo que es, salsa de ajo.

El alioli es considerado una de las salsas madres que todo un buen cocinero debe saber hacer  para acompañar sus platos y es muy apreciada gastronómicamente.

He aquí una posible receta.

Una cabeza de ajo, el jugo de un limón, más o menos una taza de aceite de oliva, sal al gusto y algo de perejil picado, aunque ello es opcional de sal, y otro algo de pimienta.

​Pelar los dientes de ajo y colocarlos en una licuadora. Añadir el jugo de limón, la sal y la pimienta. Licuar a velocidad media/ mínima pero constante mientras se agrega de a poco el aceite hasta obtener una mezcla cremosa. Y sin con perejil de trata, pues al final una lluvia del mismo, bien picado y mezclar…

Tostadas con alioli y un vaso de vio….¡Salud!

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