Un sueño de chocolate

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Y que ese sueño sea eterno – sí, por supuesto, al escribir lo que acabamos de escribir allí estuvo el recuerdo de Raymond Chandler y, cómo no, de Humphrey Bogart y Lauren Bacall – porque existen algunos sabiondos, ellos y ellas, que dicen el chocolate es adictivo. Y los de Tomate añadimos: bendita adicción.

Tanta es la fiesta que el título de este texto se lo robamos a una milonga y candombe de Enrique Francini, Héctor Stamponi y Homero Expósito. Azabache (1942): ¡Candombe! ¡Candombe negro! ¡Nostalgia de Buenos Aires por las calles de San Telmo viene moviendo la calle!¡Retumba con sangre y tumba, tarumba de tumba y sangre! Grito esclavo del recuerdo de la vieja Buenos Aires. ¡Ay, morenita, tus ojos son como luz de azabache! Tu cala palece un sueño, ¡un sueño de chocolate!…

Un sitio digital ministerial de Argentina sostiene que…

El árbol de Cacao es originario de la Amazonia, y que más tarde se extendió a América Central, en especial en México, en donde el cacao ya era cultivado por los mayas, hace más de 2500 años. En la lengua maya cac quiere decir rojo (en referencia al color de la cáscara del fruto) y cau expresa ideas de fuerza y fuego.

Los aztecas aprendieron de los mayas el cultivo y uso del cacao. Llamaban cacahuat al cacao y xocolatl a la bebida aromática que se obtenía de sus frutos. Para obtener esta bebida, los aztecas fermentaban las vainas de cacao, las secaban al sol, las tostaban y las prensaban entre dos piedras calientes hasta obtener una pasta aceitosa, oscura y amarga. Luego la licuaban con calor, la edulcoraban con miel y la aromatizaban con vainilla, y así la bebían. El xocolatl, seguía siendo una bebida muy amarga y estaba reservada para el emperador, los nobles y los guerreros. Las semillas de cacao también se utilizaban como monedas de cambio. Cristóbal Colón descubrió el cacao en América, pero el cacao en grano no fue bien acogido en aquel momento en Europa. En 1519, Hernán Cortés desembarcó en el país de Moctezuma. Cortés y sus soldados fueron agasajados con xocolatl (o tchocolatl o chocolatl). Con el tiempo se comienza a introducir en Europa Cortés vuelve a España con todo un cargamento de cacao junto con las recetas y los utensillos para la preparación de la bebida y se lo entrega a Carlos V. Durante toda la edad moderna el cacao pasó bastante desapercibido. Luego los europeos sustituyen la miel por azúcar y utilizan la canela, además de la vainilla, como aromatizante. En esta época se difunde el chocolate en forma sólida y compacta, al principio era una exclusividad española, y como era bastante caro estaba reservado para las clases aristocráticas, en 1615 la infanta Ana de Austria, hija de Felipe III de España, se casa con Luis XIII de Francia, y lleva la receta del chocolate como parte de su dote quedando así oficialmente introducido en Francia. En Italia se introduce en 1606 y en Alemania en 1646. Los ingleses lo introducen en 1657 y en 1697 un ciudadano suizo degustó el chocolate en Bélgica, en 1711 lo llevó a Suiza y así también llegó a Austria. En 1737 arribó a Suecia y así en el resto del mundo.

Los argentinos y las argentinas somos devotos del dios chocolate, desde pequeños en aquél mundo de los chocolatines; pero semejante devoción, que es bendita adicción, y como decíamos al principio, sueño eterno, a cualquier edad continuamos con su culto.

Como ustedes sabrán, en esta revista tratamos de no caer en la tan reiterada fórmula del dizque periodismo gastronómico, que en tantos, tantísimos casos está en manos de fulanos y fulanas que por unos dinares elogian y entronizan a quien tengan en entronizar, en esa fórmula, señalábamos, que consiste en el mejor o la mejor y acto seguido las marcas y nombres de que por alguna vía terminan poniendo pasta, que no de cacao, sino de dinero, como dicen en la calle los españoles.

Sí entonces, vamos a mencionar dos o tres chocolates que, entre otros y en sus distintas variedades probamos y recomendamos, claro que con la advertencia y recuero: estamos en Argentina y los precios son de saqueo al usuario, al consumidor: Salgado, Rapanui, y Puro Cacao

Tómense el trabajo de buscar en las redes y en el universo Web dónde conseguirlo; y repetimos, concurrid con alforjas y billeteras bien provistas porque son caros, con precisos imposibles para el sueño y regocijo fuesen, como deberían ser, para todos y cada uno de quienes habitamos en este suelo tantas veces olvidado por las fuerzas del bien.

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