Salud y deleite, porque este vino sabe a meada de gato

48

Hace ya muchos años, uno de nuestros tomateros más…no sabemos cómo calificarlos, más provocadores, digamos, brindó con sus contertulios, todos aficionado a las copas, por este gran vino, que tiene gusto a meada de gato.

Aconteció en Santiago de Chile, la vez que allí se reunieron cocineros, comensales, periodistas y escritores a discurrir sobre mesas y vinos, entre ágapes y degustaciones.

Nuestro tomatero en cuestión admite no guardar memoria sobre el por qué y el cómo de aquél conclave que se prolongó algo menos de una semana.

Pero si recuerda algunos detalles…

Primero. Provocó escozor entre algunos de los presentes cuando le tocó disertar y enderezó su perorata a plantear que la cocina, el comer y el beber guardan en sus naturalezas profundas y en forma inevitable marcas de clase y de ideologías. Y remató con una frase en estas páginas tantas veces invocada: ya llegará el día en que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda.

Segundo. Gozó y manifestó se agradecimiento eterno a los organizadores de tan golosa asamblea por los verdaderos banquetes y chupandingas que ofrecieron.

Tercero. Festejó con múltiples brindis incluidos la calidad de todos los vinos escanciados, muy en especial la de un Sauvignon blanc del valle de Casablanca, entre las Cordillera y el Pacífico.

El mejor de todos los Sauvignon blanc que he bebido en mi azarosa vida. Gloria eterna a estos vinos que saben a pis de gato, celebró.

Hoy recordamos aquél acontecimiento lejano gracias a una publicación del muy interesante sitio en redes de origen mexicano, La nueva mesa (¡Ah, y le afanamos la foto!)

Dice así…

¿Sabías que el vino ¡puede oler a pis de gato? Este aroma terroso y penetrante en vinos como el Sauvignon blanc viene de la 4-MMP (4-mercapto-4-metil-2-pentanona, un compuesto químico con aroma a frutas y boj que se encuentra en la cerveza y el vino, cuenta ese buscador de nombre mentiroso: Inteligencia Artificial). En dosis bajas, es un distintivo rasgo de calidad. Su exceso es un defecto. ¡Un fascinante juego de química en la copa!

Sí lo sabíamos y con mucha frecuencia compañeros de barras y mesas dudaron de nuestra palabra.

También podría gustarte

Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.