Para Guernica y contra las soledades, qué salga el mejor de nuestros guisos
Nos llegaron acordes nuevos para esta sección y entonces lo celebramos, pues se trata de una suerte de (¿nuevo tango?), quizás no tanto por sus improntas musicales sino desde su poética, que no se sumerge entre los pliegues (y los dolores) de esa ciudad total que es Buenos Aires sino dentro de un territorio que, como su gente, tantas veces es inasible, tan inasible como sus multitudinarios gritos de desesperanza.
Podríamos acaso hablar de un tango suburbano, que no se encuentra en los lindes con lo rural, sino en la frontera de la propia urbe y su vida que no se detiene. Y nótese que no hablamos de suburbios ni de orillas, pues ellos y ellas pertenecen por cultura como bombazo de profundidad al más allá la inundación de otros tiempos…y otras culturas (¿de Homero Manzi, de Jorge Luis Borges?).
Esta vez son los tangos de Guernica, grupo integrado por las guitarras y voces de Claudia de la Vega, Silvina Fernández, Manuel Masetti, Matías Wettlin y Diego Antico. Se los podrá ver y oír el próximo lunes 19 de este ya frío junio sureño, a las 21 horas, en el Club Social Luzuriaga, barrio porteño Barracas, precisamente en el número 348 de la calle Luzuriaga.
Entonces. Mientras escuchamos Arboles que crecen solos, un tango de Diego Antico, esto se nos ocurrió, porque siempre los tomateros somos fieles a nuestros títulos…
Viene de Italia, pero es tan nuestra y de por aquí como el Plata, y sobre ambas costas. Sus íntimos le dicen Buseca.
Que sea la panza esa rugosa de las vacas, a la que llaman mondongo, que es una bella palabra llegada de África. Y la panceta ahumada, que es de chancho. Y el chorizo colorado, tan italiano y español en sus distintas variedades. Y que lleguen doña cebolla, los señores garbanzos y sus amigos los puerros y el apio. Y que no se queden fuera de la fiesta los porotos blancos ni los tomates triturados, que ya llegan los pimentones, los ajíes molidos, el aceite de oliva, la sal y la pimienta; también un poco de vino blanco…Y por supuesto, un caldo de cebollas, zanahorias, apio, y un hueso de carnaza; sal y pimienta.
Ahora sí. En cacerola que espera, a hervir los garbanzos y los porotos que debieron haber reposado en agua fría al menos durante las 12 horas previas…Aparte, a dorar panceta, chorizo rojizo, cebollas, apio y puerros picados; añadir un poco de vino blanco hasta que todo se ponga pastoso y que ahí vaya entonces el tomate triturado…A condimentar con sabrosura y color, y cocinar el mondongo con los porotos y garbanzos hasta que nuestra Buseca esté a punto…
Y vino tinto, para celebrar a Guernica y sus tangos…
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