El antiguo poder mágico de la sal

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Los antiguos mexicanos conocieron y aprovecharon las propiedades de las sales alcalinas. En tiempos de secas estas sales afloraron en la superficie del gran lago de Texcoco y formaban costras que recibieron el nombre de tequixquitl o tequesquite. Un texto de Comunidad Nepohualtzintzin Carlos Carrillo en el sitio Antropología de alimentación

La tierra salitrosa fue nombrada tequixquitlalli y la mayor parte de la comercialización de estas sales se llevaba a cabo en Iztapalapan.

El tequesquite es un salitre o carbonato de soda natural y era la sal más usada en las cocinas de la uey Tenochtitlan. Ayer y hoy el tequesquite sazona y cura, pero a la vez sirve de ablandador (al agregarlo a los alimentos se facilita su cocción y digestión, por ejemplo, a los elotes).

También sirve para usarlo en lugar de levadura en la preparación de tamales, ayudando a que se esponjen; es un elemento natural, muy económico, que nos ayuda a evitar el uso de productos químicos que tanto nos dañan. Por ejemplo, una piedra de tequesquite desleída en agua  y con jugo de naranja alivia dolores de estómago y mala digestión.

¡Ciencia química ancestral mexicana!

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