El mejor de los pucheros, runfla e improvisado
Se hicieron esperar pero llegaron. Aquí Manuel Masetti en la guitarra y Juan Manuel Olsina, la voz. Se las traen en el mundo del tango y además se hacen un lugar y tiempo para estar presentes en Tomate.
Fieles a la cultura de la música popular urbana se empilchan para los conciertos entre vanguardias pero no resignan el andar runfla de noches con brumas de amores y de alcohol. Son tango.
Esta semana hacen su debut improvisado con un clásico de ese intrincado proceso de préstamos, que quienes saben dicen que lingüísticos, entre la poética tanguera y la semántica de la cocina y la gastronomía como rasgos esenciales de patrimonio cultural intangible, ese que surge y expresa a los pueblos, a cada uno de ellos en su complejidad de yuxtaposiciones y mestizajes.
Nos prometieron darle música y canto en forma periódica a un libro escrito y publicado hace unos años por el heterónimo de nuestro editorialista, El Pejerrey Empedernido. Y ya están cumpliendo.
Se trata de Los sabores del tango, del tal Ducrot (Grupo Editorial Norma; Buenos Aires; 2002). Un intento de aquello que acabamos de mencionar como intercambio lingüístico entre el decir y el escribir del mundo de la cocina y el comer y el de las letras de tango.
Esa relación constatada en decenas de composiciones conforma un registro invalorable para el seguimiento de capítulos esenciales en la historia de la gastronomía popular de Río de la Plata.
Esta semana.
Veinte abriles me vine para el centro, mi debut fue en Corrientes y Maipú; del brazo de hombres jugados y con vento, allí quise, quemar mi juventud…
Allí aprendí lo que es ser un calavera, me enseñaron, que nunca hay que fallar. Me hice una vida mistonga y sensiblera y entre otras cosas, me daba por cantar.
Cabaret… Tropezón…, era la eterna rutina. Pucherito de gallina, con viejo vino Carlón. Cabaret… metejón…un amor en cada esquina; unos esperan la mina pa’ tomar el chocolate; otros facturas con mate o el raje para el convoy.
Canté en el viejo varieté del Parque Goal, y en los dancings del viejo Leandro Alem; donde llegaban chicas mal de casas bien, con esas otras chicas bien de casas mal…
Con veinte abriles me vine para el centro; mi debut fue en Corrientes y Maipú. Hoy han pasado los años y no encuentro, calor de hogar, familia y juventud.
No hace falta aclarar de qué se trata, con música y letra de Roberto Medina.
Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.