Un “Margarita” y campo adentro

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La milonga Campo Afuera (1939), con letra de Homero Manzi y música de Rodolfo Biagi. Para Tango a parrilla, en el bandoneón de Nicolás Graciano. Él tiene tan sólo 19 años. Participa en este viaje por la gastronomía como patrimonio cultural intangible, que a todo eso justamente nos dedicamos en Tomate: Revista de Cocina.

La milonga dice.

Ya sé que me has olvidado. Ya sé que te fuiste lejos. Ya sé que con mis consejos / no te voy a enderezar…Ya sé que no hay más destino, / que abrir todas las tranqueras / y galopar campo afuera / para poder olvidar…Ya ves, me han dejado triste / tus ojos engañadores…Ya ves, coseché dolores al arar tu soledad…No sé si al verme tan lejos / tendrás arrepentimientos. No sé…pero lo presiento / que al fin me vas a llorar…Cuando palpité tu olvido, / cuando vi que estabas ida / quise amarrarte a mi vida / con un tiento de ilusión…Y al comprender que eras otra, / que no eras mi compañera, / busqué rumbear campo afuera / para engañar el amor…No quiero alardear de fuerte / ¡diciendo que te he olvidado!…Sé que estarás a mi lado / caliente como un rencor…Pero si existe el castigo / de recordar lo pasado, / ese castigo obligado lo sufriremos los dos.Campo afuera. Milonga (1939)

Los universos del tango, como el del blues, el del cante y el del bolero quizás sean esos pocos ámbitos del alma en el cual la melancolía, el dolor, se visten de poesía, escapan de los ensalmos peligrosos de Tánatos.

Y claro, en algún punto entonces se hacen Eros y goce. ¿Por qué no el de la mesa, el de la taberna también?

Esta sección se ocupa de ello. Nuestro editorialista publicó hace ya unos años su libro Los sabores del tango y por el iremos recorriendo este capítulo del comer y del beber.

Y para la ocasión se nos ocurre lo siguiente.

Un “Margarita”: Tequila reposado, Triple Seco, jugo de limón sutil, almíbar, hielo; y sal para los bordes de la copa. ¡Qué danza en coctelera!

Porque escribiendo nos acordamos La copa rota, el bolero del portorriqueño Benito de Jesús; popularizado por su compatriota José Feliciano, un verdadero prodigio del canto y la guitarra. Que dice.

Por la duda de los celos / se ve triste en la cantina / a un bohemio ya sin fe (…). Mozo… sírvame la copa rota, / sírvame que me destroza / esta fiebre de obsesión. / Mozo… sírvame la copa rota, / quiero sangrar gota a gota / el veneno de su amor

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