La magia infinita de Bushra

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Donde una familia siria asentada hace siete años en Buenos Aires ofrece un notable shawarma y otros platos de la cocina árabe y armenia, como anuncian en su pequeño local sobre la calle Corrientes, la inefable y sobreviviente, entre el Abasto, dónde nació un tal Gardel, y Almagro, barrio de tangueros y futboleros pintados de azul, blanco y negro.

Además, el local breve en el que nos atendieron ya varias veces los hermanos Elías y Tawfik Albadwan, y sus propios quehaceres, nos llevaron a una idea: resemantizar o cambiarle el nombre con intenciones de cultura propia a cierta modalidad del pedir comida o sentarse a yantar que es muy antigua pero que, ahora, la frivolidad del negocio y el mercadeo al que le dicen marketing, llaman street food.

Para muestra de nuestra ocurrencia sobra un botón, y Bushra lo es, pues se trata de un ejemplo flor y truco de lo que a partir de nuestro último shawarma por esos lares denominamos Chiringo’s food o más lo vale, Comida Callejera de Chiringuito, siendo que esa última y hermosa palabra viene a significar en rincones varios de nuestro planeta americano, algo así como tenderete, puesto o local al paso, para lo que sea.

Es que por el chiringuito que lleva el nombre de la madre de Elías (21) y Tawfik (20) ustedes pueden pasar en busca de  vuestro menú, ya sea que lo hayan pedido antes, en el momento, o lo hayan solicitado por teléfono para que se lo envíen por chasque bicimotociclero al domicilio indicado; o acodarse sobre una barra pequeña y comer con tranquilidad, mirando la gente pasar, tal cual la miraba el extraño del pelo largo.

A cuenta pero sin cargo de Tomate, así lo hicimos una noche de las recientes y de canícula decembrina que vaticina un próximo verano con enjundia.

Una pantalla de TV nos cantaba con gracia ciertas tonadas del mundo árabe, y será por el picor del shawarma o del que le añadimos a la bandeja de hummus, ese puré de garbanzos con tahine, aceite de oliva y jugo de limón, o por la música, que después de algunos de sus acordes la memoria nos trasladó a los salones y jardines desde los cuales Sheherazade cuenta y cuenta, mil y una veces.

Entre la degustación de aquella velada y otras anteriores podemos dar fe de que, en Bushra, el viandante o comensal puede solazarse con notables, provocadores platillos.

Además de los mencionados, como no recomendar el falafel o bocado de garbanzos; la ensalada tabule; los fatay, abiertos, y los lahmadjun, cerrados; los yabras, que son los niños envueltos en hojas de parra; el mutabbel o babba ganoush, que es puré de berenjenas; y los keppes fritos.

¿Dulces? Sí: baklawa o confitura de masa filo rellena con nueces picadas en almíbar; y deditos, que son unas masas secas con nueces y azúcar impalpable.

¿Para beber? Sí: refrescos, gaseosas y agua.

Por supuesto, reiteramos aquello del título. Id, comed y probad la magia infinita de Bushra, la que además se propone a precios más que razonables.

 

Bushra: Comida árabe y armenia

Av. Corrientes 3828. CABA.

Teléfono: 4805 3828. 

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