Un Tango que debería sonar mejor

Compramos y probamos un tinto que nos fuera recomendado por interlocutores vinómanos de nuestra mayor consideración. Un Cabernet Sauvignon Gran Reserva del 2015 que la Bodega Goyenechea exporta con la etiqueta Tango Real.

Por el precio, sobre los 2.500 pesos, más en más que en menos, según donde ustedes vayan a comprarlo, por la expectativas surgidas a través de las recomendaciones y algunas notas sobre catas bajo consultas cuidadosas, llegamos a la conclusión de que se trata de un Tango que debió sonar algo mejor, que sus danzarines debieron esmerarse un poco más y que a los bandoneones les faltó un tanto de fuelle.

Qué se entienda bien. Pueden escucharlo y bailarlo; perdón, beberlo, y se encontrarán con un buen vino, es cierto.

Sin embargo, un poco por las características del varietal Cabernet Sauvignon, que dista de ser el plato fuerte de nuestra vitivinicultura, y bastante más porque los amantes del vino nos cansa eso de vivir sometidos a campañas mediáticas de publicistas y de un periodismo especializado al servicio de las bodegas y no de los consumidores, es que podemos decir que, en cierta medida, nos decepcionó.

Sobre todo porque la  Bodega Goyenechea, fundada en 1868 por los hermanos Santiago y Narciso Goyenechea, inmigrantes españoles, produce una gama variada de vinos, en cepajes, calidades y precios que, en general, merecen ser elogiados.

En Villa Atuel, en el sur de la provincia de Mendoza, donde cultivan y producen, entre 1930 y 1940, y junto a los Arizu, llegaron a poseer el mayor viñedo del mundo.

En la actualidad, el tamaño de la bodega es de ocho mil metros cuadrados. Su capacidad total es de 14 millones de litros de vasija, y la de tanques de acero inoxidable de 250 mil litros. Utiliza barricas de roble francés. Tiene una producción anual de dos millones de botellas.

Se trata de gente que de vinos sabe, y mucho.

En fin, no siempre los amantes del vino quedamos satisfechos, y es justo decirlo.

Hasta la próxima… Y ¡Salud!