“Sopa o muerte” por la comida que el facho lunático le niega al pueblo

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Quizás la tristeza ante el no ser de la respuesta que esa piara de prostibularios caciques merece, porque eso es lo que es el gobierno de Javier Milei y sus crueles en acción, hace que la poesía remonte vuelo, nos dé esperanzas.

Sobre todo algunas, como la que hoy proponemos, casi como exorcismo ante la ignominia de toneladas de comida sin repartir entre los hambrientos, que son infinitos en este país castigado (autoflegelado), con un presidente paseando sus delirios por el mundo y una ministra a cargo del área social que mira para otro lado, miente y se dedica al ocultismo…

Para mí comer es siempre un júbilo,

veo un plato lleno y escucho música,

trompetas de gracia remecen mi sangre

como un domingo lleno de besos invisibles.

La razón de esta rara metafísica es

que desde mi vagido inaugural

comimos solamente los días de fiesta.

Niños de América, desentiérrense en masa,

levántense y anden los cajoncitos blancos en alto,

ha sonado la hora de la sopa total,

nos vamos a comer hasta las uñas

al cuco de Washington que nos dejó sin cena,

sopa o muerte, buen provecho.

De Julio Huasi –Reflejos-…Texto que recuperamos gracias a una miscelánea en redes del crítico cultural santafecino Daniel Rafalovich.

Y nuestro homenaje al poeta.

En 2019, Razón y Revolución publicó la Obra poética completa, de Julio Huasi, compilada por Federico Barea.

Al respecto y en el sitio de esa organización política se publicó lo siguiente.

¿Un intelectual se compromete con su producción o debe formar parte de la acción política directa? Este fue uno de los ejes de las encendidas polémicas que se suscitaron, en los 60 y 70, sobre la relación entre los intelectuales y la política. Sintetizando sobremanera, Sartre planteaba su posición más cercana a la primera opción. Un artista o un intelectual se constituye por su propia producción, si la tarea de un poeta es la de escribir poemas, pues allí se desarrollará su existencia comprometida. Frente a esta figura del escritor comprometido existencialista, otros intelectuales preferían la acción cotidiana a la palabra, ponerle el cuerpo a la lucha que encarnaban. Entre el compromiso literario y el de una acción vital en la cual un programa político encarna en el poeta, Huasi prefería la segunda. Desde sus primeros pasos de militancia en el PC, exiliado por el mundo o poniéndole el cuerpo a las marchas de los jueves de Madres de Plaza de Mayo, su elección era una elección para la vida, no solamente para la poesía. Huasi fue un intelectual que luchó con la escritura porque estaba convencido de su valor para el despertar de las conciencias. Su vida y su poesía encarnaron el ideal que se había dispersado entre los artistas e intelectuales de los 60 y los 70, esos que se radicalizaron a medida que la clase obrera iba construyendo opciones revolucionarias. Implicado en esa tarea de transformación, su escritura dio cuenta, inevitablemente, de un proceso de época.

Julio Ciesler nació en Buenos Aires, en 1935. Al comenzar a escribir cambió su apellido: Huasi, del quechua, significa “casa”. América, la casa grande. Vivió en Uruguay, donde fue director de Brecha y corresponsal de Prensa Latina. En Buenos Aires se incorporó a La Rosa Blindada. Por esa época fue expulsado del Partido Comunista acusado de castrista y maoísta. A fines de los sesenta estuvo en Chile, donde se casó y tuvo hijos. Tras la destitución de Salvador Allende volvió a Buenos Aires y formó parte del diario El Mundo, ligado al PRT-ERP. En 1976 se exilió en Madrid. De regreso a Buenos Aires se vinculó a Madres de Plaza de Mayo, siendo un ferviente colaborador de su causa. Se presume que Huasi se suicidó, en 1987.

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