Valentina, la dulce desmemoriada

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Por supuesto que muy lejos vivió en sueños de don Funes – el de Ficciones (1944), de Jorge Luis Borges -; y por suerte, porque gracias a su olvido o descuido, vaya uno a saber, fue la princesa árabe Valentina quien nos permitió descubrir, hace siglos, ese maravilloso dulzor básico que se llama almíbar.

La palabra procede del árabe al-miba, que a su vez lo hace del persa mey be, una especie de néctar de membrillo. Cuenta una leyenda que fue descubierto, accidentalmente como tantas otras cosas, por la princesa árabe Valentina. Se olvidó de retirar del fuego su cocción de azúcar en agua, y así nació el almíbar. Hay de distintos tipos, y todo depende de la cantidad de azúcar que se consiga en su mezcla con el agua: sirope, hebra, perla, bola dura, escarchado, quebradizo, caramelo.

Es una forma más de las utilizadas para la conservación de alimentos en época de escasez y se puede definir como un método  para prolongar la vida de los alimentos con un grado aceptable de calidad, en color, textura y aroma.

De la página en redes llamada Mi mundo árabe, les ofrecemos la siguiente receta.

Con…

2 tazas de agua.

2/3 taza de azúcar.

El jugo de 1/2 limón.

Una cucharada de maicena.

Una cucharada de agua de azahar.

Ahora sí…

Mezclamos el azúcar y el agua en una cacerola pequeña.

Removemos bien a fuego medio hasta que comience a hervir, luego bajamos el fuego y la dejamos hervir durante 7 minutos.

Ponemos la maicena 1/4 taza de agua fría y mezclamos hasta que esté completamente disuelta.

Agregamos la maicena disuelta a la mezcla de agua y azúcar y removemos bien.

Añadimos el jugo de limón.

Agreguemos el agua de azahar, retiramos del fuego y ya está listo nuestro almíbar.

Si lo queremos al almíbar con sabor a canela, lo preparamos solo con agua, azúcar y limón, y cuando esté listo le ponemos 2 palitos de canela en el frasco.

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